PONIENDO EL CORAJE DE EVA Y HONRANDO LA LUCHA DE ERNESTO

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miércoles, 28 de enero de 2009

Atahualpa Yupanqui*



Nació en Pergamino, Provincia de Buenos Aires, República Argentina, el 31 de enero de 1908. Recibió el nombre de Héctor Roberto Chavero, pero adoptó el de Atahualpa Yupanqui, en memoria de los últimos gobernantes incaicos.


Se mudó de muy pequeño a Agustín Roca, localidad cercana a Junín, y a los diez años, a Tucumán. Retornó a Junín a los diez años, por la muerte de su padre. Allí comenzó a estudiar guitarra con Bautista Almirón, destacándose muy pronto.

A la edad de dieciocho años, recorrió el país mostrando sus dotes artísticas. Desde 1931 hasta 1934, sufrió el exilio en Uruguay. En este último año, volvió a su país natal, residiendo alternativamente en Tucumán, Santiago del Estero, Catamarca, Salta y Jujuy.

Contrajo matrimonio dos veces: con María Martínez y con Paule Pepin Fitzpatrick, quien colaboró con su marido bajo el seudónimo de Pablo del Cerro.

Fue cantante, cantautor, guitarrista y escritor.
Se enroló en el comunismo aunque luego fue expulsado del mismo.
Entre 1946 y 1949, luego de que viera la luz su primer libro, “Piedra sola” (1940), sufrió la cárcel y la censura.



Sus canciones revelan un claro compromiso con la realidad sociopolítica, y entre ellas, podemos citar: “Viene clareando”, “El arriero”, “Zamba del grillo”, “La añera”, “La pobrecita”, “Milonga del peón de campo”, “Camino del indio”, “Chacarera de las piedras”, “Recuerdos del Portezuelo”, “El alazán”, “Indiecito dormido”, “El aromo”, “Le tengo rabia al silencio”, “Piedra y camino”, “Luna tucumana”, “Los ejes de mi carreta”, Tú que puedes vuélvete”, “Cachilo dormido”, “Las preguntitas” y “Sin caballo y en Montiel”.

Entre los libros aparecidos entre 1940 y 1992 se cuentan: “Piedra sola” (1940), “Aires indios” (1943), Cerro Bayo (1953), “Guitarra” (1960), “El canto del viento” (1965), “El payador perseguido” (1972) y “La Capataza” (1992).

El famoso intérprete, Jorge Cafrune, lo eligió como autor de sus cantos. Trascendió a la gloria como el más renombrado folklorista argentino.

Falleció en Nimes, Francia, el 23 de mayo de 1992.




DESTINO DEL CANTO

Nada resulta superior al destino del canto.
Ninguna fuerza abatirá tus sueños,
porque ellos se nutren con su propia luz.
Se alimentan de su propia pasión.
Renacen cada día, para ser.
Sí, la tierra señala a sus elegidos.
El alma de la tierra, como una sombra, sigue a los seres
indicados para traducirla en la esperanza, en la pena,
en la soledad.
Si tú eres el elegido, si has sentido el reclamo de la tierra,
si comprendes su sombra, te espera
una tremenda responsabilidad.
Puede perseguirte la adversidad,
aquejarte el mal físico,
empobrecerte el medio, desconocerte el mundo,
pueden burlarse y negarte los otros,
pero es inútil, nada apagará la lumbre de tu antorcha,
porque no es sólo tuya.
Es de la tierra, que te ha señalado.
Y te ha señalado para tu sacrificio, no para tu vanidad.
La luz que alumbra el corazón del artista
es una lámpara milagrosa que el pueblo usa
para encontrar la belleza en el camino,
la soledad, el miedo, el amor y la muerte.
Si tú no crees en tu pueblo, si no amas, ni esperas,
ni sufres, ni gozas con tu pueblo,
no alcanzarás a traducirlo nunca.
Escribirás, acaso, tu drama de hombre huraño,
solo sin soledad ...
Cantarás tu extravío lejos de la grey, pero tu grito
será un grito solamente tuyo, que nadie podrá ya entender.
Sí, la tierra señala a sus elegidos.
Y al llegar el final, tendrán su premio, nadie los nombrará,
serán lo "anónimo",
pero ninguna tumba guardará su canto ...

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