PONIENDO EL CORAJE DE EVA Y HONRANDO LA LUCHA DE ERNESTO

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martes, 23 de diciembre de 2008

Una herencia pesada, por Eduardo Galeano.

Espejos blancos para caras negras.

«Parece negro», o «parece indio», son insultos frecuentes en América Latina; y «parece blanco» es un frecuente homenaje. La mezcla con sangre negra o india «atrasa la raza»; la mezcla con sangre blanca «mejora la especie». La llamada democracia racial se reduce, en los hechos, a una pirámide social: la cúspide es blanca, o se cree blanca: y la base tiene color oscuro.

Desde la revolución en adelante, Cuba es el país latinoamericano que más ha hecho contra el racismo. Hasta sus enemigos lo reconocen; y a veces lo reconocen lamentándolo. Han quedado definitivamente atrás los tiempos en que los negros no podían bañarse en las playas privadas («porque tiñen el agua»).

Pero todavía los negros cubanos abundan en las cárceles y brillan por su ausencia en las telenovelas, como no sea para representar papeles de esclavos o criados. Una encuesta, publicada en diciembre del 98 por la revista colombiana América negra, revela que los prejuicios racistas sobreviven en la sociedad cubana, a pesar de estos 40 años de cambio y progreso, y los prejuicios sobreviven sobre todo entre sus propias víctimas: en Santa Clara, tres de cada diez negros jóvenes consideran que los negros son menos inteligentes que los blancos; y en La Habana, cuatro de cada diez negros de todas las edades creen que ellos son intelectualmente inferiores. «Los negros han sido siempre poco dados al estudio», dice un negro.

Tres siglos y medio de esclavitud son una herencia pesada y porfiada.


*La piel mala

A principios del siglo XVI, en los primeros años de la conquista europea, el racismo se impuso en las islas del mar Caribe. Coartada y salvoconducto de la aventura colonial, el desprecio racista se realizaba plenamente cuando se convertía en el autodesprecio de los despreciados. Muchos indígenas se rebelaron y muchos se suicidaron, por negarse al trabajo esclavo, ahorcándose o bebiendo veneno: pero otros se resignaron a otra forma de suicidio, el suicidio del alma, y aceptaron mirarse a sí mismos con los ojos del amo.



Para convertirse en blancas damas de Castilla, algunas mujeres indias y negras se untaban el cuerpo entero con un ungüento hecho de raíces de un arbusto llamado guao. La pasta de guao quemaba la piel y la limpiaba, según se decía, del color malo. Un sacrificio en vano: al cabo de los alaridos de dolor y de las llagas y las ampollas, las indias y las negras seguían siendo indias y negras.

Siglos después, en nuestros días, la industria de los cosméticos ofrece mejores productos. En la ciudad de Freetown, en la costa occidental del Africa, un periodista explica: «Aclarándose la piel, las mujeres tienen mejores posibilidades de pescar un marido rico». Freetown es la capital de Sierra Leona: según los datos oficiales, del Sierra Leone Pharmaceutical Board, el país importa legalmente 26 variedades de cremas blanqueadoras. Otras 150 entran de contrabando.



* El pelo malo

La revista estadunidense Ebony, de lujosa impresión y amplia circulación, se propone celebrar los triunfos de la raza negra en los negocios, la política, la carrera militar, los espectáculos, la moda y los deportes. Según palabras de su fundador, Ebony «quiere promover los símbolos del éxito en la comunidad negra de Estados Unidos, con el lema: Yo también puedo triunfar».

La revista publica pocas fotos de hombres. En cambio, hay numerosas fotografías de mujeres: leyendo la edición de abril de este año, conté 182. De esas 182 mujeres negras, sólo doce tenían rizos africanos, y 170 lucían pelo lacio. La derrota del pelo crespo —«el pelo malo», como tantas veces he escuchado decir— era obra de la peluquería o milagro de las pócimas. Los productos alisadores del pelo ocupaban la mayor parte del espacio de publicidad en esa edición. Había avisos a toda página de cremas o líquidos ofrecidos por Optimum Care, Soft and Beautiful, Dark and Lovely, Alternatives, Frizz Free, TCB Health-Sense, New Age Beauty, Isoplus, CPR Motions y Raveen. Me impresionó advertir que uno de los remedios contra el cabello africano se llama, precisamente, African Pride (orgullo africano) y, según promete, «plancha y suaviza como ninguno».

miércoles, 17 de diciembre de 2008

Isabel Allende*



1942
Nace el 2 de agosto en Lima, Perú, donde su padre, Tomás Allende, primo hermano de Salvador Allende, es funcionario diplomático de Chile. Su madre, Francisca Llona, "doña Panchita", es hija de Isabel Barros Moreira y Agustín Llona Cuevas.

1945
Doña Panchita anula su matrimonio con Tomás Allende y regresa a Chile con sus tres niños pequeños a vivir en la casa de su padre en Santiago, donde éstos crecen al cuidado de su madre y del abuelo.

1953-1958

Doña Panchita se une a Ramón Huidobro, el "tío Ramón", diplomático de carrera, destinado a Bolivia y a Beirut. En Bolivia, Isabel asiste a una escuela privada norteamericana y en Beirut a una escuela privada inglesa. En 1958 Isabel regresa a Chile a raíz de la crisis del canal de Suez para terminar sus estudios secundarios. Conoce a su futuro esposo, Miguel Frías, estudiante de ingeniería.

1959-1965
Isabel trabaja para la FAO (Food and Agriculture Organization) de las Naciones Unidas, en Santiago.En 1962 se casa con Miguel Frías. Al año siguiente nace su hija Paula.

1964-1965
Viaja por Europa, vive en Bruselas y en Suiza con su marido y su hija.

1966
Regresa a Chile y nace su hijo Nicolás.

1967-1974
Escribe para la revista "Paula". Forma parte del primer equipo editorial y está a cargo de la columna de humor "Los impertinentes".

1973-1974
Colabora en la revista para niños "Mampato", en Santiago. Publica dos cuentos para niños, "La abuela Panchita" y "Lauchas y lauchones" y una recopilación de artículos, "Civilice a su troglodita".

1970-1972
Salvador Allende es elegido primer presidente socialista de Chile. El padrastro de Isabel, Ramón Huidobro, es nombrado embajador en Argentina. Mientras, Isabel trabaja en los canales 13 y 7 de la televisión de Santiago, donde tiene un programa de humor y otro de entrevistas.



1973
Su obra de teatro "El embajador" se representa en Santiago. Golpe de estado del 11 de septiembre encabezado por el general Augusto Pinochet Ugarte. Salvador Allende muere asesinado.

1975
Isabel y su familia se trasladan a Venezuela. Allí permanecen durante 13 años, debido a la amenaza de la dictadura chilena. Colabora con el periódico El Nacional, de Caracas.

1978
Separación temporal de Miguel Frías. Vive en España durante dos meses.

1979-1982
Trabaja de administradora del Colegio Marroco, escuela secundaria de Caracas.

1981
Al recibir la noticia de que su abuelo de 99 años se está muriendo, comienza a escribirle una carta que se convertirá en el manuscrito de "La casa de los espíritus".

1982
Se publica "La casa de los espíritus", (Plaza & Janés, Barcelona).



1984
Se publica "La gorda de porcelana", (Alfaguara, Madrid) breve novela humorística escrita en 1974. Se publica "De amor y de sombra", (Plaza & Janés).

1985
Traducción al inglés de "La casa de los espíritus", Editorial Knopf.

1987
Se divorcia de Miguel Frías. Se publica "Eva Luna", (en español, por Plaza & Janés) y en inglés. Primer encuentro con Willie Gordon en San José, California.

1988
Se casa con Willie Gordon, el 7 de julio, en San Francisco. Residen en San Rafael, California, hasta el presente.

1989
Se publica "Cuentos de Eva Luna" (Plaza & Janés).


1990
Democracia en Chile. Isabel regresa después de 15 años de ausencia para recibir el premio Gabriela Mistral de manos del presidente Patricio Aylwin.

1991
Se publica Cuentos de Eva Luna, en inglés. Paula sufre un ataque de porfiria y entra en coma en diciembre en Madrid, cuando Isabel presenta su nueva novela, "El plan infinito".

1992
Paula muere en San Rafael, en la casa de Isabel y Willie, el 6 de diciembre.

1993
Se publica "El plan infinito" en inglés. Se pone en escena "La casa de los espíritus", en Londres. El 22 de octubre se estrena en Múnich la película "La casa de los espíritus", producida por Bernd Eichinger y dirigida por Billie August.

1994
Se publica "Paula" en español, alemán, holandés e inglés. "De amor y de sombra" pasa a la pantalla dirigida por Betty Kaplan.

1997
Se publica "Afrodita" (Plaza & Janés).

1998
Aparece "Afrodita" en italiano y en inglés.

1999
Se publica "Hija de la fortuna" (Plaza & Janés).

2000
Se publica "Retrato en sepia".



Con una familia como la suya, Allende casi no necesita usar su imaginación: ellos la proveen de casi todo el material que necesita para sus novelas. Muchos de sus familiares han servido de modelo para personajes de sus novelas; sus abuelos, por ejemplo, se convirtieron en Esteban Trueba y Clara del Valle en "La casa de los espíritus". También en "Paula" escribió bastante sobre alguno de ellos. Isabel es la primogénita del matrimonio formado por Francisca Llona Barros y Tomás Allende, y tiene dos hermanos, Juan y Francisco. Por parte de los Llonas, proviene de una familia vasca, y de españoles y portugueses por los Barros Moreira. En los años cuarenta su padre fue funcionario en la embajada de Chile en Lima, ciudad en la que Isabel vivió hasta los tres años de edad. Poco después de su arribo a Chile, cuando los niños son aún pequeños, Francisca y Tomás Allende deciden separarse.

Desde entonces, la madre de Isabel, a quien cariñosamente llaman Panchita, ha desempeñado un papel fundamental en la vida de su hija; además de la literatura, ambas comparten la pasión por la pintura. Panchita se une en segundas nupcias a otro diplomático chileno, Ramón Huidobro, con quien recorre Europa en constantes misiones diplomáticas y protocolares, pero tanto ella como su hija Isabel aprovechan la rutina de exilios y viajes para alimentar el talento literario y artístico.

En 1975, dos años después del golpe militar en Chile, junto a Miguel, su primer esposo, y sus hijos Nicolás y Paula, Isabel se refugia en Caracas, Venezuela. En opinión de la escritora, los trece años vividos en ese país fueron los más importantes de su vida, puesto que la iniciaron en la escritura. El exilio, como a tantos chilenos, separó momentáneamente a la gran familia, pero muy pronto Isabel volvió a convivir con su madre y Ramón Huidobro en el mismo edificio, lo que hizo más llevadero el desarraigo. En Caracas Isabel comienza a escribir "La casa de los espíritus", y es la propia Panchita quien se da cuenta de que con aquella novela había nacido una gran obra, y encuentra el canal para llegar hasta la agencia literaria de Carmen Balcells en Barcelona. El resto es historia.

Isabel Allende llega a Estados Unidos en 1987, acompañada de Willie, su segundo esposo. Ya para entonces es reconocida como una de las narradoras más importantes en lengua hispana. El matrimonio reside en San Rafael, un tranquilo suburbio californiano, en una de las casas más acogedoras y pintorescas de la costa oeste, desde donde puede dominarse una espléndida vista de la bahía de San Francisco. La residencia de la escritora, conocida como "La casa de los espíritus", está armoniosamente "ocupada" por objetos que Isabel trae consigo de sus viajes por el mundo: tapicería turca, orfebrería marroquí, cuadros pintados por ella misma y enormes ramos de flores frescas. Entre los inquilinos también se encuentran cuatro mapaches, un zorro, un gato, y varios pájaros.



La casa se ha visto consecutivamente poblada y despoblada por los miembros de tan numerosa familia. Allí languideció su hija, a quien Isabel cuidó con la ayuda de su amiga Lygia, el ama de llaves nicaragüense que hoy le ayuda a criar a sus nietos Andrea y Nicole; allí también terminó de escribir "Paula", el doloroso testimonio que había comenzado en Madrid en 1992 mientras su hija se encontraba hospitalizada.


La oficina de Isabel en Sausalito es una especie de santuario donde son admitidos muy pocos visitantes. Situada a veinte minutos de su casa, ocupa la mayor parte de su tiempo, pero aun le queda espacio para sus amigos, sus compromisos y sobre todo, para su esposo Willie, con quien comparte el gusto por las cosas simples y a la vez intensas de la vida familiar: ambos adoran escuchar música clásica, ver vídeos de películas viejas norteamericanas y recibir a los buenos amigos.



CURIOSIDADES...


De niña era tan pequeña que su madre, preocupada porque no creciera lo suficiente, la llevó a un gimnasio en el que la ataban de las manos y le estiraban de los pies para intentar alargar su cuerpo.
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Clara, la esposa de Esteban Trueba en "La casa de los espíritus", es, según confesión de la propia Allende, un personaje inspirado en la abuela de Allende, una discípula de Madame Blavatsky que experimentaba con la telepatía porque no confiaba en el correo.
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Cuando tenía unos seis años fue expulsada de la escuela de monjas alemanas en la que estudiaba debido a que había promovido un concurso de calcetines, en el que, inevitablemente, había que mostrar las piernas. "Esa fue la excusa que usaron", dice, "pero en realidad fui expulsada porque mi madre se había separado de mi padre y mantenía una relación con el hombre que luego se convertiría en mi padrastro. Las monjas no podían tener en la escuela a la hija de aquella mujer que estaba causando un escándalo".



Otra anécdota curiosa relacionada con las monjas, se remonta al día de su primera comunión. Acudía entonces a un colegio de monjas inglesas, que le proporcionaron una lista de pecados para que la revisara y se confesara de aquellos en los que había incurrido. "Como no me acordaba de muchos de los míos, tuve la idea de confesar los más graves de la lista: si me perdonan los pecados mayores, ¿cómo no me van a perdonar los menores?". Siguiendo este razonamiento, confesó ser adúltera y otros pecados por el estilo, pero en lugar de una absolución lo que consiguió fue que una de las hermanas le lavara la boca con jabón.
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En 1981 recibió la noticia de que su abuelo, al que adoraba, estaba a punto de morir. Era el día 8 de enero, y la carta que comenzó a escribirle resultó ser el inicio de su primera novela, "La casa de los espíritus". Desde entonces, cada 8 de enero empieza una nueva novela. "Fue un libro muy afortunado, de modo que consideré propicia aquella fecha. Es una cuestión de superstición, pero principalmente de disciplina. En este trabajo no tienes fecha de entrega ni jefe. Tienes que imponerte la disciplina tú misma, si no nadie lo hará".
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Se casó en julio de 1988 con William Gordon, su segundo marido, porque necesitaba el permiso de residencia en Estados Unidos. El único otro modo de conseguirlo era trabajando. Empezó a dar clases en una universidad de California, pero a los tres meses se dio cuenta de que no había escrito ni una línea. "Entonces lo puse entre la espada y la pared por culpa de un chiste que hizo sobre el matrimonio en una cena con otras personas delante. Dijo que él no se volvería a casar si no le quedaba otro remedio que hacerlo… Y yo allí mismo monté en cólera macha. Le dijo que yo había hecho un compromiso formal con él al renunciar a mi casa en Venezuela, a mis hijos, a mis amigos, a todo, lo había dejado todo al cabo de 13 años por venirme a vivir con él. Le dije que si eso no era un compromiso completo, ¿qué era entonces? Y él no había hecho nada semejante. Willie dijo: "Bueno, necesito algo de tiempo para pensarlo". Y yo: "Muy bien, tienes hasta mañana al mediodía" [risas]. Volvíamos de los Ángeles en coche. Estábamos a la altura de San Luis Obispo y no volvimos a hablar hasta llegar a San Francisco. Cuando llegamos, me dijo: "Vale, me caso"".

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Actualmente escribe siempre en su estudio de Sausalito, "una cochera que mi marido arregló, en silencio, en soledad, con las velas prendidas, con mis libros, con las fotografías de las personas que amo, pero eso es el ideal, si uno tiene la necesidad de escribir… es como la necesidad de hacer el amor: lo haces detrás de la puerta en cualquier parte". Efectivamente, sus primeros libros nacieron en lugares de lo más diverso. "La casa de los espíritus", por ejemplo, fue escrita en la cocina de su casa, por las noches, en una máquina portátil.
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En una ocasión tuvo un sueño erótico sobre su buen amigo Antonio Banderas, en el que éste aparecía desnudo y completamente cubierto de guacamole, tumbado sobre una tortilla. Ese fue el comienzo de Afrodita". Pero hubo otro sueño que la sacó de una especie de parálisis que la autora sentía frente a la ficción. "Un día soñé que del corazón del continente sudamericano salían cuatro indios llevando en una angarilla una caja grande de regalo para el Conquistador.
El hombre esperaba impaciente. Su mano enguantada -que era también la mano mía- escribía en letra cursiva: si abres la caja serás herido por una herida invisible por donde se te irá la vida en hilos de palabras". La autora, por supuesto, decidió ir a abrir la caja. Ese día encendió su computadora y escribió la primera frase de una historia que nada tiene que ver con indios o conquistadores.
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Mucha gente la confunde con la hija de Salvador Allende, que también se llama Isabel. "En Chile todo el mundo sabe quién es ella, y quién soy yo. Pero en el exterior…El periódico "La Repubblica", de Italia, publicó un artículo sobre una manifestación comunista en la que había participado la otra Isabel, pero la foto que sale es la mía. El FBI debe tener un archivo así de grande sobre mí, con todo lo que hace mi prima".

jueves, 4 de diciembre de 2008

Arturo Jauretche*

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Por Norberto Galasso

Arturo Martín Jauretche nació en Lincoln, Provincia de Buenos Aires, el 13 de noviembre de 1901 (se ha cumplido recientemente el centésimo aniversario) y falleció en Buenos Aires, el 25 de mayo (de puro patriota) de l974. Su vida fue un permanente aprendizaje, una intensa búsqueda de verdades, un continuo cuestionamiento de las fábulas y prestigios instalados, en la sociedad argentina, por la clase dominante. Ejercitó, sin vacilar, "las armas de la crítica", aunque, cuando llegado el caso, también supo empuñar "la crítica de las armas".En ese periplo de incesante lucha pasó desde una juventud conservadora en su pueblo natal a una posición revolucionaria antiimperialista en sus altos años. O como él acostumbraba a señalar: "Al revés de tantos políticos, yo subí al caballo por la derecha y termino bajándolo por la izquierda".

Largamente podría hablarse de esa incesante pelea de Don Arturo para mejorar, como él señalaba, "el destino de los paisanos". Podría recordarse su militancia irigoyenista participando en las insurrecciones del treinta contra el gobierno fraudulento de Justo, la fundación de FORJA en 1935, la década de plena militancia antiimperialista con la bandera de "Somos una Argentina colonial. Queremos ser una Argentina libre", hasta la disolución del forjismo en 1945 y otra vez en la pelea, a partir de 1955, polemizando, refutando, en diaritos clandestinos, siempre marginado de los medios, pero siempre en franca oposición al sistema semicolonial, hasta sus últimos días.

Sin embargo, quizás sea preferible reseñar la labor desarrollada por Jauretche como uno de los principales críticos del pensamiento dominante.

Desde esta óptica, la Historia enseña que los grandes cambios políticos y sociales son precedidos por una vigorosa crítica ideológica al viejo orden que sucumbe. No hay Revolución Francesa sin la previa labor de los enciclopedistas, ni Revolución Rusa sin la destrucción de los mitos del zarismo por el pensamiento marxista.

En la historia argentina, ese rol no lo jugó la izquierda tradicional- como podría haberse supuesto- sino unos pocos heroicos francotiradores de la pequeña burguesía antiimperialista, entre los cuales, precisamente, estuvo Arturo Jauretche.

En los años treinta, cuando era preciso desnudar nuestro vasallaje respecto al Imperio Británico, él fue el gran divulgador- a través de consignas, afiches, "cuadernos" y actos callejeros- del pensamiento crítico de Raúl Scalabrini Ortiz, a quien juzgó su maestro porque lo condujo del antiimperialismo abstracto (antiyanqui, por entonces) al antiimperialismo concreto, al explicar el funcionamiento de la expoliación británica. Esas nuevas ideas prendieron en los sectores populares y en un ala del Ejército(el G.O.U. recomendaba leer "Historia de los ferrocarriles argentinos", de Scalabrini). Y vino el 17 de octubre de 1945.


Carta de Arturo Jauretche a Carlos Bozzi

Dos décadas después, cuando el pueblo se agitaba buscando un camino, fue necesario destruir las fábulas del sistema, realizar la demolición del pensamiento dominante. Jauretche cumplió, entonces, un papel aún más importante. Por supuesto, no fue solamente él - cabría recordar, entre otros, a un hombre de la talla intelectual de Juan José Hernández Arregui- pero fue el más polémico, el más tozudo, el más combativo de los intelectuales del campo nacional. Los sectores medios que tendían a confluir en la lucha con los trabajadores-ante la desesperación de la oligarquía- encontraron en sus libros y artículos, los instrumentos para su reorientación.

Con mayor dedicación y mayor vigor que nunca, embistió, en esa época, contra las ideas consagradas. Su "Política nacional y revisionismo histórico" golpeó duramente al mitrismo imperante. Asimismo, desnudó las falsedades de la teoría económica oficial con "El Plan Prebisch y el retorno al coloniaje" y sus artículos publicados en 1962 en "Democracia", que luego conformarían su póstumo "Política y Economía". También se adentró en los campos de la geopolítica en "Ejército y política". Con la misma enjundia, quebró mitos en el campo de la cultura con sus análisis sobre Borges, Sarmiento, Martínez Estrada, Beatriz Guido, Victoria Ocampo y tantos otros . En 1966, con "El medio pelo en la sociedad argentina" ofreció, además, una "sociología con estaño," más veraz que la aportada por los sociólogos del sistema. A su vez, con el agregado de "La Yapa"- a la reedición de "Los Profetas del odio"- avanzó en un implacable análisis del sistema de la enseñanza, en sus diversos niveles, como así también del mundo de las academias y los prestigios oficiales.

Estas críticas al pensamiento de la clase dominante- convertido por la escuela y "los medios" en "el sentido común" que aquella impone al resto de la sociedad, instalando sus"verdades"- reaparecen, luego, en sus polémicas y se coronan, sistematizadas, en su "Manual de Zonceras Argentinas. Esta obra fue uno de los instrumentos principales de la nacionalización de los sectores medios, fenómeno que jugó un rol importantísimo en las luchas políticas de fines de los sesenta y principios de los setenta.

Finalmente, quiso relatarnos su propia experiencia que lo llevó de "gil" consumidor de las mentiras oficiales a "gil avivado" que le revelaba a sus compatriotas el revés de la trama.

Así, empezó a contar - no "sus memorias", porque no se consideraba importante para ello- sino "de memoria" cuáles habían sido sus experiencias en algo más de siete décadas . Pero, aunque la muerte dejó trunco este último relato, ya había logrado su objetivo: enseñarnos a pensar, a "pensar en nacional", como él insistía, para contraponerlo a "pensar en colonial", que era el modo imperante en la semicolonia.

Quizás el lector pretenda unas pocas líneas que resuman la personalidad de este "argentino entero", como lo calificó Atahualpa Yupanqui. Podríamos intentarlo pero como ya existe una semblanza nutrida de verdad y afecto, dejemos que sea Ernesto Sábato quien , más allá de algunas diferencias, complete este homenaje tan merecido: "Como aquellos oficiales egipcios que en "César y Cleopatra" se quejaban de los victoriosos chacareros romanos, el general von Kleist declaró, en 1942, que los rusos no habían sido aniquilados porque esos improvisados mariscales soviéticos ignoraban el arte militar. Más de una vez he oído a profesores de sociología, refiriéndose admonitoriamente a Jauretche: "Es un montonero de las ciencias sociales... lo que explica sus irregularidades, pero también sus aciertos, su capacidad de improvisación, su salida por donde menos se espera. El hombre formado en la Academia fija su posición con brújula y sextante; él, como los baqueanos de otros tiempos, se agacha, mastica un pastito, observa para dónde sopla el viento, discrimina la huella de un animal que pasó por allí, una semana atrás.

Hace no sé cuantos años bajó a la Capital y del fogón pasó a la mesita de mármol en que Homero Manzi soñaba sus elegías porteñas. Y así como Enrique Santos Discépolo elaboró en esa misma mesa su existencialismo, Jauretche fue construyendo su filosofía de la historia entre dichos y sucedidos, conservando la ironía socarrona del paisano pero ya con el andar medio de costado del compadre porteño (vaya a saber si con un cuchillito en la cintura) mezclando palabras como establishment y apero, Marx y Viejo Vizcacha, haciendo la sociología de Juan Moreira y el Gallego Julio. Si agregamos su coraje a prueba de balas, su desaforado amor por esta tierra y su pueblo, su poner la dignidad de la patria por encima de cualquier cosa, ¡qué lindo ejemplar de argentino viejo, este Arturo! En ocasiones he discrepado con sus ideas. Pero esas pavadas no hicieron nunca a la amistad y a la común pasión por este rincón del mundo. Y una de las pocas cosas que me tranquilizan en este tiempo entreverado, es saber que, palabras, más, palabras menos, él y yo estamos del mismo lado del asunto" (Crisis, setiembre l972)

Norberto Galasso, noviembre 2001



Arturo Jauretche, hoy

El 9 de julio de 1942, bajo una atmósfera política dominada por la claudicación y el escepticismo, Arturo Jauretche recibe una carta de su amigo y compañero de lucha José Benjamín Avalos. Es un mensaje triste, amargo, de un bravo luchador que ve apagarse la esperanza. Inmediatamente, le contesta analizando el agotamiento del radicalismo y la posibilidad de que las masas populares busquen un nuevo cauce, en la certeza de que éste será hallado y llegarán días triunfales.

Dado que existen mucha similitudes con la situación actual, la publicamos íntegra. En algunos párrafos, al lector le bastará reemplazar "radicalismo" por "peronismo" para que ella adquiera tremendísima vigencia. En otras -referidas a las Fuerzas Armadas, por ejemplo- la analogía no resulta aplicable. De cualquier modo, el lector sabrá distinguir aquellas enseñanzas que resultan de importante aplicación a nuestras luchas actuales:

Buenos Aires, 9 de julio de 1942.
Señor Dr. José Abalos
Rosario.


Distinguido correligionario y amigo:

A mi vuelta de una gira por el Oeste de la Provincia de Buenos Aires me encuentro con su apreciable carta que me proporciona a la vez que la satisfacción de un buen recuerdo, el pesar de encontrarlo un poco pesimista y desperanzado.

Comprendo la angustia argentina y radical que atenacea su espíritu. No puedo menos que comprenderla pues la ha vivido, hasta que este camino de F.O.R.J.A., en que estamos, me dio cauce seguro y firme, rumbo cierto y lo que Yrigoyen llamaba "alegre claridad de todas las certidumbres" .

Yo no puedo creer que su desesperanza dure, pues es Ud. uno de los pocos políticos argentinos que conserva íntegra la frescura del alma, aquí donde los políticos envejecen prematuramente como los adolescentes viciosos. Ese estado de espíritu por el que Ud. pasa, y que se transparenta en su carta al hablar de que: "jóvenes, maduros y viejos están carcomidos por el mismo mal de la desesperanza y la incredulidad" puede ser superado, por lo menos lo hemos superado nosotros, haciendo un planteo actual de lo político. De eso pienso hablarle en estas líneas.

El radicalismo ha perdido la bandera de la neutralidad yrigoyeniana, que le arrebata Castillo, por haber mezclado la defensa de nuestra democracia con la defensa de otras democracias que son tan enemigas nuestras como los mismos totalitarios, hasta el punto de que el general Justo, los comunistas, los socialistas, y los conservadores de Acción Argentina dicen las mismas palabras que el radicalismo, desde que éste ha perdido su idioma propio. Se ha confundido la defensa de la soberanía del pueblo con la defensa de las instituciones en que se ampara el régimen para mantener esta "normalidad institucional" que ahora llaman democracia.

Yrigoyen planteaba estas cosas claramente. Cuando dijo que "Las autonomías son para los pueblos y no para los gobiernos", expresó precisamente el concepto que sostenemos en F.O.R.J.A. Es lo mismo decir que gobierno del pueblo sin instituciones es mejor que gobierno del instituciones sin el pueblo.

La hostilidad del Régimen, ahora y antes, consistió siempre en crear un aparato legal para canalizar la protesta del pueblo y después, por su periodismo, su Universidad y su escuela acostumbrar, al pueblo despojado, a reverenciar el aparato del despojo. En 1916 el radicalismo cayó en la trampa y en lugar de voltear la legalidad del Régimen, se metió en ella. Bien decía Yrigoyen que el no quería llegar así, pues debió llegar para derogarla y crear la nueva legalidad argentina, la de la causa: una democracia que voltease el aparato de la finanza, del periodismo, de la Universidad, de todo lo que obedece a directivas que no son en interés del pueblo y permitiese el surgimiento de lo propio creador de la libertad.

Mientras no comprendamos que hay una superestructuras que rodea al Estado y lo somete a sus fines constituida por la finanza, no comprenderemos nada. El vigilante no está puesto para cuidar la libertad de los argentinos sino para impedir que la libertad de los argentinos lastime los intereses de la finanza. Pues bien, tenemos que crear las instituciones de la Causa en que la función del vigilante sea meter la finanza en vereda para qué no lastime la libertad del pueblo. De otra manera, las mejores intenciones se verán quebrantadas, o serán dejados de lado los bien intencionados.

Hoy no hay, por ejemplo, libertad de prensa, sino libertad de empresa y no me refiero a las limitaciones del estado de sitio. Cuanto más grande es un periódico más depende de los grupos financieros, y los mismos partidos tienen que ir de claudicación en claudicación, pues son los grupos financieros los que proporcionan recursos que obligan; el que no los acepta se coloca en inferioridad de condiciones. Aún en el seno mismo de los partidos, depende del periodismo manejado por la finanza, el prestigio personal; de manera que el nombre y la personalidad no la hace ni la conducta, ni la capacidad, sino el elogio de la tal prensa, pues aquél que pretenda tener conducta propia está condenado al silencio y a la difamación . Además, la rivalidad interna entre los dirigentes hace que se abulten los cuadros de afiliados con masas de hombres que no conocen ni la vida interna, ni la calidad personal de los actuantes, y estas masas de afiliados forman opinión sobre las cosas internas por medio del periodismo, que siempre será adversario del radicalismo en la medida en que éste sea radical. ¡Ahí tiene a "Crítica" convertida en árbitro del valor de los hombres y de las ideas en nuestro partido!.

El error está en creer que el Régimen es el cuerpo de hombres que maneja los partidos de la Concordancia, cuando éstos son sus meros instrumentos. Es como creer que en Francia gobernaban los partidos y no las 200 familias.

Pero aquí es peor, porque ni siquiera son familias. Las que gobiernan son sociedades anónimas , frías creaciones del dinero, sin sangre, sin corazón, sin ley, sin patria. Y para peor, con un asiento principal fuera del país y obedientes a directivas políticas que sirven fines imperiales.

Los germanófilos y aliadófilos que tanto se apasionan por los gringos aquellos se empeñan en no saber que para unos y para otros, nosotros somos "negritos miserables" destinados a la servidumbre.

Se queja Ud. "de que los brazos armados parecen sensualistas" y de que todos, jóvenes, maduros y viejos estén desesperanzados y sin fe.

Yo no comparto ninguno de sus puntos de vista al respecto y confío, hoy más que nunca, después de ser durante siete años parte de una minoría aparentemente insignificante, en la capacidad del pueblo y del ejército para apasionarse por una gran bandera.

Fíjese, Dr. Abalos, que nosotros los hombres de F.O.R.J.A. hemos sido acusados, cuando nos encerramos en la abstención y nos negamos a seguir tras las mayorías, de no tener fe en el pueblo y de ser, en cierta medida, dictatoriales cuando no fascistas. Sin embargo somos nosotros los que hemos tenido fe en el pueblo cuando nadie nos creía y creemos hoy en el pueblo cuando empiezan a dejar de creer los que nos criticaban nuestra posición. Lo que pasó es que a la par que creíamos en el pueblo creíamos en nuestra verdad y que entendemos la política como arte de dirección y no como simple sometimiento a las mayorías momentáneas. Demasiado conocemos cómo caen por el dinero y la propaganda los errores populares; pero sabemos que los pueblos vuelven a encontrar su verdadero camino. ¿No hemos visto acaso, las vísperas de septiembre y la posterior reacción popular? ¿Y no vemos ahora mismo cómo la propaganda belicista -que es enorme- sólo logra crear un superficial estado de espíritu, que se estrella en el profundo buen sentido del pueblo?.

Muchos creen que lo democrático es seguir a la masa, y que así los partidos no tienen otra función que rivalizar a quien la adula más.

Nosotros a la inversa, creemos que es la masa la que debe ir hacia los partidos cuando está de acuerdo con los puntos de vista aunque el pueblo no lo comparta, hasta que llegue la hora en que su pensamiento sea el de la mayoría.

El más difícil arte del demócrata es saber quedar sólo, cosa en la que fue maestro Hipólito Yrigoyen. Sólo al pie de la bandera abandonada, en la certidumbre de que un día, alrededor de ella, se reunirán las multitudes. Porque si el conductor no sabe estar solo, es que no cree en la bandera; no puede infundir la fe que le falta.

La experiencia tampoco demuestra que los brazos armados sean más sensuallistas que los inermes políticos.

Cuando recorro las listas de los que han participado en nuestras actividades insurgentes hasta el levantamiento de la abstención, compruebo que la proporción de oficiales y suboficiales que se han arriesgado es muy superior proporcionalmente a la de los políticos, con la diferencia de que los militares tenían todo que perder y nada que ganar que no fuera aquello que pudieron conservar quedándose en su casas, mientras que los políticos lo tenían todo perdido y no les quedaba otro camino que ese juego. Agregue, Dr. Abalos, lo que después hemos contemplado sobre la venalidad y el fácil acomodamiento de muchos dirigentes correligionarios, la mayoría; y Ud. se admirará al comprender el extraordinario mérito de los que se han jugado, y como muchos no lo habrán hecho, porque pudieron ver objetivamente, sin la pasión nuestra, cuán falso era el revolucionarismo de muchos que lo convocaban.

No, Dr. Abalos. Yo no creo que estén agotadas las posibilidades morales del pueblo y del ejército. La que está agotada es la bandera del radicalismo, de tanto arrastrarla por el barro, de tanto confundirla con otros banderines. Un muchacho nuestro suele decir en sus discursos que han convertido la bandera del regimiento en la banderola de la cantina. Nosotros comparamos este momento a aquel en que nace el radicalismo. Cuando la Unión Cívica ha perdido su gran bandera, los puros y los incontaminados necesitan diferenciarse y diferenciarla y así de la Unión Cívica, el aditamento radical hace nacer a la Unión Cívica Radical, el radicalismo, cuya filiación histórica en el pasado es la Unión Cívica, pero que necesita diferenciarse para las cosas del destino. Así cuando la U.C.R. llega a ser lo que es hoy, un partido más , ajeno al drama sustancial de la patria, le agregamos el aditamento F.O.R.J.A., para que el ciudadano forjista esté diferenciado en su radicalismo de la multitud de grupos que se dicen radicales y sobre los que va cayendo lentamente una atmósfera que los engloba conjuntamente con todos los políticos del Régimen.

Por otra parte, Dr. Abalos, una bandera política debe parecerse a un río que es siempre el mismo, pero en el que las aguas van cambiando, pues las fuerzas políticas actúan en el tiempo y su devenir, de tal manera que contenidas todas las reclamaciones en la gran demanda inicial, vayan, según las exigencias de la hora, haciendo su presentación en cada oportunidad. Así vemos que en 1916 el radicalismo que ha presentado como exigencias inmediatas la reclamación del sufragio libre y la honestidad administrativa, va gradualmente presentando sus reclamaciones que lo definen en su totalidad y así en 1917 presenta su sentido social, y define de inmediato su concepción política internacional en la neutralidad y la Liga de las Naciones y sucesivamente va cerrando el cuadro de sus presentaciones hasta la reclamación de la soberanía económica cuando se lanza a la del petróleo y otras reivindicaciones. Entretanto, las generaciones argentinas se van renovando y cada una de ellas trae un tema apasionante que encuentra su eco en el radicalismo de Yrigoyen. Pero cuando en la reivindicación de la economía, el radicalismo se define ya como un peligro concreto para la superestructura financista de la Nación, lo voltean el 6 de septiembre.



Era ese el momento de precisar nuestra posición en la materia y así lo hicimos mientras estuvimos en la abstención; el 6 de septiembre era un golpe hecho contra el país por el imperialismo y nuestra revancha no era la revancha de un partido político sino la revancha de la Patria. Poco a poco, esa concepción nacionalista de la política revolucionaria se iba abriendo camino en el campo adversario y dividiéndolo y ocurría este fenómeno: que los que más habían participado en el 6 de septiembre comprendían su error viendo que habían servido intereses extraños y contrarios al país, mientras que los merodeadores que rodeaban a Uriburu después de la victoria, ya pensaban en consolidar legalitariamente el régimen de entrega consagrado el 6 de septiembre.

Para el que vea la historia en perspectiva de tiempo, será fácil comprender este hecho: muerto Yrigoyen y muerto Uriburu, se trabaja en dos bandos para pacificar el país en la legítimación del 6 de septiembre y de las entregas que le suceden.

Concordancia y Radicalismo del Comité Nacional se crean una legalidad en la que conviven, pero hay dos estados: el pueblo y el ejército.

Preguntó Yo: ¿Cómo unir a los estafados, que forman la Nación contra los estafadores?.

La sola bandera de la U.C.R. ya desfigurada en tal medida no basta; por otra parte, no expresa ya un pensamiento simple y claro y por sobre todo, inficcionada de internacionalismo, ha abandonado la revancha de la Patria.

Hay además un hecho fundamental: los que el 6 de septiembre tenían a seis años ahora tienen 18; los que tenían 18 tienen 30. Constituyen el grueso de la población del país y sobre todo la parte dinámica de la sociedad, la que hace historia. El radicalismo que ellos conocen es el de los concejales de la CADE, el de Alvear, etc.. Ningun no se orienta ya hacia sus filas y si va, va friamente sin emoción de combatiente. No sirven para lo que necesitanos.

Los jóvenes están en una oposición disconformista, se harán fascistas o comunistas, según las alternativas de la propaganda extranjera; todos ellos hubieran sido radicales se hubieran llegado a conocer al radicalismo, pero lo que conocen es un partido que forma parte del Régimen, tiene los mismos vicios de este y además es zonzo, es decir, ridículo, que el único prestigio de la picardía es su éxito. Pero el pícaro zonzo es la víctima del cuento del pillo, del que se ríe el cuentero, la policía, el juez y el lector del diario.

En 1935, nosotros vimos lo que iba a ocurrir y nos propusimos crear un cauce, un substitutivo; mejor todavía, la continuidad histórica de radicalismo, y para eso creamos F.O.R.J.A.

Sabíamos que íbamos a ser combatidos y difamados y hemos sido acusados alternativamente, de comunistas o nazis, según los intereses de las finanzas y sus incondicionales aliados, esos tipos de revolucionarios sociales que pelean en todas las batallas de las antípodas, pero jamás con el vigilante de la esquina. Como somos radicales de verdad y además, de buena memoria, que es cosa que suele andar mal en el radicalismo, no nos hemos olvidado de que a Yrigoyen lo llamaron fascista o algo por el estilo -ya que el fascismo no existía-, cuando la semana de enero, anarquista por las huelgas ferroviarias y germanófilo por la neutralidad. A los radicales que gritaban viva el Dr. Ortiz y que defienden tanto esa normalidad institucional, hay que recordarles que el 11 de noviembre de 1918 hubo que meterles balas en la Avenida de Mayo a los que pretendían celebrar el triunfo aliado colgándolo a Yrigoyen y que el Comité de Ruptura de entonces era la Acción Argentina de ahora.

El buen argentino no tiene que hacer caso de estas imputaciones y debe seguir adelante sirviendo a su país, pues la propaganda trata de crear complejos de inferioridad para que el hombre no exprese lo que siente. Por ejemplo, ¿puede Ud. admitir, Dr. Abalos, que yo, que lo he acompañando a Ud. con las armas en la mano para defender las libertades públicas sea menos demócrata que Pastor, Culaciati o el general Justo?. La cosa es sencilla: nos quiere hacer pasar por democracia el mantenimiento del parlamento, la justicia, las instituciones, en una palabra, es decir, lo formal que el Régimen maneja. Para nosotros, la democracia es el gobierno del pueblo con o sin parlamento, con o sin jueces, y si el pueblo no gobierna, las instituciones no son más que las alcahuetas de la entrega.

Bueno, Dr. Abalos. Quiero llegar a ésto: hay dos Argentinas, una conservadora, que no quiere que ocurra nada, y en la cual está incluido el actual radicalismo. Esa Argentina tiene una apariencia poderosa porque maneja las estructuras oficiales de los partidos, el periodismo, la radiotelefonía, los gobiernos, pero esa Argentina no tiene vitalidad ninguna, es un edificio caduco, subsiste por inercia porque en ella ya no creen ni los que la forman. Y hay una Argentina subterránea, joven, vigorosa, caótica aún, pero que pronto se va a orientar, que se está orientando a pesar del desorden que introducen banderías extrañas en su seno, como el comunismo y el fascismo; la mayoría de los jóvenes que se creen comunistas o fascistas no son tal cosa; son radicales que no han encontrado al radicalismo y con ellos trabaja F.O.R.J.A., orientándolos poco a poco.



Una organización sistemática de silencio y la falta de recursos económicos ha retardado nuestro avance que tampoco hemos querido precipitar, porque se debe operar sobre la madurez de la conciencia. El año que viene esa Argentina joven y vigorosa va a ponerse en marcha, si la bandera que nosotros hemos levantado cuenta con el apoyo de unos pocos brazos de prestigio ya consolidado. El Régimen le va a ofrecer al país alternativas repugnantes y el Comité Nacional no cuenta ya para el pleito presidencial, como no se resigne a ser furgón de cola.

El ejército no va a apoyar ninguna de esa soluciones, porque el Régimen ya ha prescindido del ejército desde que el país se pacificó. El ejército lógicamente no hará nada, pero no será sostén del Régimen si la bandera existe y reúne las dos condiciones que reúne la bandera de F.O.R.J.A.: nacionalista por la reivindicación de lo nacional y de conciliación con el pueblo por la reivindicación de lo popular. Los fascistas pretenden ofrecerle la primera parte, pero les cierran el camino a la segunda que es una obsesión de la milicia; el radicalismo a secas podría ofrecerle lo segundo, pero no le ofrece lo primero, porque se Ha olvidado de su postura inicial. Son tan torpes los dirigentes que asustados por J.B. Molina y algunos fantasmones que el mismo Régimen levanta para impedir una formación nacionalista auténtica que, acaso de Fresco también, se ponen en antimilitaristas y gritan: el ejercito a los cuarteles, que es lo que precisamente les conviene a los gobiernos.

Recuerdo que Yrigoyen, a la vuelta de Martín García, me dijo una vez que para el 4 de febrero el radicalismo era más fuerte en número de hombres en las filas del ejército que en las del pueblo, agregando que en este sentido se contó casi exclusivamente con mozos estancieros del Sud de Buenos Aires.

Me parece que el caso F.O.R.J.A. es el mismo, porque nosotros nos hemos ocupado de radicalizar a los no radicales mientras el Comité Nacional se dedicaba a desradicalizar a los que ya lo eran, tolerando la infiltración de ideologías, slogans, etc., extraños al sentido nacionalista del radicalismo. Es muy fácil a través del nacionalismo hacer comprender a Yrigoyen y comprendido Yrigoyen, todo nacionalismo deviene radical. Por el proceso inverso, a un hombre lleno de inquietud social, es fácil ver que el problema previo a la distribución justa de los bienes es que seamos dueños de ellos, de manera que la primera pelea no tiene que ser entre nosotros sino con quien los llevará, así toda demanda de justicia social se identifica con el nacionalismo y no hay posible concepción nacionalista en un país colonial que no lleve implícita la demanda de justicia social.

¡Parece mentira, Dr. Abalos!. Esto que decimos en F.O.R.J.A. en 1942 era lo que se decía en todas las tribunas radicales en 1926 y 1927. Recuerde Ud. y verá como es grave la crisis del Partido. Y no puedo acusar a los hombres del antipersonalismo que al fin y al cabo han sido leales a su pensamiento de fondo. Mosca en 1942 piensa como Mosca en 1927. Son los yrigoyenistas lo que se han vuelto atrás para poder hablar el mismo lenguaje que Mosca y los suyos.

Ahora hay radicales que no se atreven a decir que la U.C.R. no es un partido político sino la unión civil de los argentinos para realizar la Nación por encima de las facciones del Régimen que son los partidos. Encuentran eso totalitario olvidando que en todo caso serán los fascistas los que se han copiado de Yrigoyen. La definición era perfecta y no encuentro que haya habido nunca una fuerza revolucionaria que no fuese totalitaria, es decir que negase totalmente a cualquier facción al constituirse ella en la Nación misma porque, así es totalitaria la Revolución de Mayo, la Francesa y la Rusa tanto como la Alemana o la Italiana.

Lo que distingue no es el método revolucionario sino el fin y el del radicalismo y el de F.O.R.J.A. es inverso al totalitarismo europeo; mientras aquéllos se proponen hacer del hombre un instrumento del Estado, como en Italia, o de la raza como en Alemania o de una categoría histórica como en Rusia, nosotros nos proponemos hacer un Estado defensor de la libertad del hombre para que éste se realice en plenitud, es decir, lo que dije al principio: dar vuelta al vigilante para que en lugar de cuidar que la libertad del hombre no lesione a los dueños de lo económico, cuide de que los dueños de la economía no lesionen la libertad del hombre.

Tanto esperamos en Ud. que ni en esa provincia ni en Córdoba hemos querido actuar porque allí hay reservas que pueden moverse espontáneamente. Pero Santa Fe está en situación distinta a Córdoba. Córdoba vuelve a tener la preminencia respecto del interior, que tuvo cien años atrás y puede ser el eje de un movimiento paralelo que empalme en la hora histórica con el movimiento del litoral. En el interior, que Córdoba preside, los movimientos políticos son más lentos y las bruscas conmociones más difíciles, por lo que Córdoba debe ser esencialmente fuerza de equilibrio aprovechando que puede conservar la permanencia de lo radical.

En el Litoral, en cambio, y particularmente en su ciudad, como en la nuestra, los cambios populares se harán bruscamente y el control de la juventud que el radicalismo ha perdido puede ser tomado por fuerzas ocasionales ajenas por completo a nuestro destino. Eso nos hace pensar en la urgencia de una movilización en ésa. Sin pedirle un compromiso político yo le sugeriría una experiencia para demostrale que en su ciudad existe ya el nuevo país de que he hablado. Denos Ud. la oportunidad de una movilización con gente forjista de aquí en ésa, de sólo quince días, y verá Ud. el viejo fervor de las multitudes argentinas que cree apagado.

Pidiéndole perdón por la extensión de estas líneas cuya única disculpa es mi preocupación por supuesto en la gran empresa de la Patria, salúdalo con la cordialidad de siempre:

Su affmo.
Arturo M. Jauretche