PONIENDO EL CORAJE DE EVA Y HONRANDO LA LUCHA DE ERNESTO

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jueves, 27 de noviembre de 2008

Julio Cortazar*

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Policrítica en la hora de los chacales



De qué sirve escribir la buena prosa,
De qué vale que exponga razones y argumentos
Si los chacales velan, la manada se tira contra el verbo,
Lo mutilan, le sacan lo que quieren, dejan de lado el resto,
Vuelven lo blanco negro, el signo más se cambia en signo menos,
Los chacales son sabios en los télex,
Son las tijeras de la infamia y del malentendido,
Manada universal, blancos, negros, albinos,
Lacayos si no firman y todavía más chacales cuando firman,
De qué sirve escribir midiendo cada frase,
De qué sirve pesar cada acción, cada gesto que expliquen la
Conducta
Si al otro día los periódicos, los consejeros, las agencias,
Los policías disfrazados,
Los asesores del gorila, los abogados de los trusts
Se encargarán de la versión más adecuada para consumo de
inocentes o de crápulas,
fabricarán una vez más la mentira que corre, la duda que se
instala,
y tanta buena gente en tanto pueblo y tanto campo de tanta
tierra nuestra
que abre su diario y busca su verdad y se encuentra
con la mentira maquillada, los bocados a punto, y va tragando
baba prefabricada, mierda en pulcras columnas, y hay quien
cree
y hay quien olvida el resto, tantos años de amor y de combate,
porque así es, compadre, los chacales lo saben: la memoria es
falible
y como en los contratos, como en los testamentos, el diario de
hoy con sus noticias invalida
todo lo precedente, hunde el pasado en la basura de un presente
traficado y mentido.

Entonces no, mejor ser lo que se es,
Decir eso que quema la lengua y el estómago, siempre habrá
Quien entienda
Este lenguaje que del fondo viene
Como del fondo brotan el semen, la leche, las espigas.
Y el que espera otra cosa, la defensa o la fina explicación,
La reincidencia o el escape, nada más fácil que comprar el diario
Made in USA
Y leer los comentarios a este texto, las versiones de Reuter o
De la UPI
Donde los chacales sabihondos le darán la versión satisfactoria,
Donde editorialistas mexicanos o brasileños o argentinos
Traducirán para él, con tanta generosidad,
Las instrucciones del chacal con sede en Washintong,
Las pondrán en correcto castellano, mezcladas con saliva
nacional
Con mierda autóctona, fácil de tragar.
No me excuso de nada, y sobre todo
No excuso este lenguaje,
Es la hora del Chacal, de los chacales y de sus obedientes:
Los mando a todos a la reputa madre que los parió,
Y digo lo que vivo y lo que siento y lo que sufro y lo que
Espero.

Diariamente, en mi mesa, los recortes de prensa: París,
Londres,
Nueva York, Buenos Aires, México City, Río. Diariamente
(en poco tiempo, apenas dos semanas) la máquina montada,
la operación cumplida, los liberales encantados, los
revolucionarios confundidos,
la violación con letra impresa, los comentarios compungidos,
alianza de chacales y de puros, la manada feliz, todo va bien.
Me cuesta emplear esta primera persona del singular, y más me
Cuesta
Decir: esto es así, o esto es mentira. Todo escritor, Narciso,se
Masturba
Defendiendo su nombre, el Occidente
Lo ha llenado de orgullo solitario. ¿Quién soy yo
Frente a los pueblos que luchan por la sal y la vida,
Con qué derecho he de llenar más páginas con negociaciones y
Opiniones personales?
Si hablo de mí es que acaso, compañero,
Allí donde te encuentran estas líneas,
Me ayudarás, te ayudaré a matar a los chacales,
Veremos más preciso el horizonte, más verde el mar y más
Seguro el hombre.
Les hablo a todos mis hermanos, pero miro hacia Cuba,
No sé de otra manera mejor para abarcar la América Latina.
Comprendo a Cuba como sólo se comprende al ser amado,
los gestos, las distancias y tantas diferencias,
las cóleras, los gritos: por encima está el sol, la libertad.

Y todo empieza por lo opuesto, por un poeta encarcelado,
Por la necesidad de comprender por qué, de preguntar y de
Esperar,
Qué sabemos aquí de lo qué pasa, tantos que somos Cuba,
Tantos que diariamente resistimos el aluvión y el vómito
De las buenas conciencias,
De los desencantados, de los que ven cambiar ese modelo
Que imaginaron por su cuenta y en sus casas, para dormir
Tranquilos
Sin hacer nada, sin mirar de cerca, la luna de miel barata con su isla
Paraíso
Lo bastante lejana para ser de verdad paraíso
Y que de golpe encuentran en su cielito lindo les cae en la
Cabeza.
Tienes razón Fidel: sólo en la brega hay derecho al
Descontento,
Sólo de adentro ha de salir la crítica, la búsqueda de fórmulas
Mejores,
Sí, pero de adentro es tan afuera a veces,
Y si hoy me aparto para siempre del liberal a la violeta, de los
que firman los virtuosos textos
por-que-Cu-ba-no-es-eso-que-e-xi-gen-sus-es-que-mas-de-bu-fe-te,
no me creo excepción, soy como ellos, qué habré hecho por
Cuba más allá del amor,
Qué habré dado por Cuba más allá de un deseo, una esperanza.
Pero me aparto ahora de su mundo ideal, de sus esquemas,
Precisamente ahora cuando
Se me pone en la puerta de lo que amo, se me prohibe
Defenderlo,
Es ahora que ejerzo mi derecho a elegir, a estar una vez más y
Más que nunca
Con tu Revolución, mi Cuba, a mi manera. Y mi manera torpe,
A manotazos,
Es ésta, es repetir lo que me gusta o no me gusta,
Aceptando el reproche de hablar desde tan lejos
Y a la vez insistiendo (cuántas veces lo habré hecho para el
Viento)
En que soy lo que soy, y no soy nada, y esa nada es mi tierra
Americana,
Y como pueda y donde este signo siendo tierra, y por sus
Hombres
Escribo cada letra de mis libros y vivo cada día de mi vida.




Comentario de los chacales (vía México, reproducida con alborozo en Río de Janeiro y Buenos Aires): "El ahora francés Julio Cortázar… etc." De nuevo el patrioterismo de escarapela, cómodo y rendidor, de nuevo la baba de los resentidos, de tantos que se quedan en sus pozos sin hacer nada, sin ser oídos más que en sus casas a la hora del bife; como si en algo dejara yo de ser latinoamericano, como si un cambio a nivel de pasaporte (y ni siquiera lo es, pero no vamos a poner a explicar, al chacal se lo patea y se acabó) mi corazón fuera a cambiar, mi conducta fuera a cambiar, mi camino fuera a cambiar. Demasiado asco para seguir con esto; mi patria es otra cosa, nacionalista infeliz; me sueno los mocos con tu bandera de pacotilla, ahí donde estés. La revolución también es otra cosa; a su término, muy lejos, tal vez infinitamente lejos, hay una magnífica quema de banderas, una fogata de trapos manchados por todas las mentiras y la sangre de la historia de los chacales y los resentidos y los mediocres y los burócratas y los gorilas y los lacayos.

Y así es, compañeros, si me oyen en La Habana, en cualquier
parte,
hay cosas que no trago,
hay cosas que no puedo tragar en una marcha hacia la luz,
nadie llega a la luz si saca a relucir los podridos fantasmas del pasado,
si los perjuicios, los tabúes del macho y de la hembra
siguen en sus maletas,
y si un vocabulario de casuistas cuando no de energúmenos
arma la burocracia del idioma y los cerebros, condiciona a los
pueblos
que Marx y que Lenin soñaron libres por dentro y por fuera,
en carne y en conciencia y en amor,
en alegría y trabajo.
Por eso, compañeros, sé que puedo decirles
Lo que creo y no creo, lo que acepto y no acepto,
Esta mi policrítica, mi herramienta de luz,
Y en Cuba sé de ese combate contra tanto enemigo,
Sé de esa isla de hombres enteros que nunca olvidarán la risa y
La ternura,
Que las defenderán enamoradamente,
Que cantan y que beben entre turnos de brega, que hacen
Guardia fumando,
Que son los que buscó Martí, lo que firmaron con su sangre
Tantos muertos
A la hora de caer frente a chacales de dentro y a chacales de
Fuera.
No seré yo quien proclame al divino botón el coraje de Cuba y
Su combate;
Siempre hay alguna hiena maquinada de juez, poeta o crítico,
Lista a cantar las loas de lo que odia en el fondo de sus tripas,
Pronta a asfixiar la voz de los que quieren el verdadero diálogo,
El contacto
Por lo alto y por lo bajo: contacto con ese hombre que manda
En el peligro porque el pueblo
Cuenta con él y sabe
Que está ahí porque es justo, porque en él se define
La razón de la lucha, del duro derrotero,
Porque jugo su vida con Camilo y el Che y tantos que pueblan
De huesos y memorias la tierra de la palma;
Y también en contacto Con el otro, el sencillo camarada que necesita la palabra y el rumbo
Para impulsar mejor la máquina, para cortar mejor la caña.

Nadie espere de mí el elogio fácil,
Pero hoy es más que nunca tiempo de decisión y de aguas
Claras:
Diálogo pido, encuentro en las borrascas, policríticas diaria,
No acepto la repetición de humillaciones torpes,
No acepto risas de los fariseos convencidos de que todo anda
Bien después de cada ejemplo,
No acepto la intimidación ni la vergüenza. Y es por eso que
Acepto
La crítica de veras, la que viene de aquel que aguanta en el
timón,
de aquellos que pelean por una causa justa, allá o aquí, en lo
alto o en lo bajo,
y reconozco la torpeza de pretender saberlo todo desde un mero
escritorio
y busco humildemente la verdad en los hechos de ayer y de
mañana,
y te busco la cara, Cuba la muy querida, y soy el que fue a ti
como se va a beber el agua, con la sed que será racimo o canto.
Revolución hecha de hombres,
Llena estarás de errores y desvíos, llena estarás de lágrimas y
Ausencias,
Pero a mí, a los que tantos en horizontes somos pedazos de
América Latina,
Tú nos comprenderás al término del día,
Volveremos a vernos, a estar juntos, carajo,
Contra hienas y cerdos y chacales de cualquier meridiano,
Contra tibios y flojos y escribas y lacayos
En París, en La Habana o Buenos Aires,
Contra lo peor que duerme en lo mejor, contra el peligro
De quedarse atascado en plena ruta, de no cortar los nudos
Machetazo limpio,
Así yo sé que un día volveremos a vernos,
Buenos días, Fidel, buenos días, Haydée, buenos días mi Casa,
Mi sitio en los amigos y en las calles, mi buchito, mi amor,
Mi caimancito herido y más vivo que nunca,
Yo soy esta palabra mano a mano como otros son tus ojos o tus
Músculos,
Todos juntos iremos a la zafra futura,
Al azúcar de un tiempo sin imperios ni esclavos.

Hablémonos, eso es de hombres: al comienzo
fue el diálogo. Déjame defenderte
cuando asome el chacal de turno, déjame estar ahí. Y si no lo
quieres,
oye, compadre, olvida tanta crisis barata. Empecemos de nuevo,
di lo tuyo, aquí estoy, aquí te espero; toma, fuma conmigo,
largo es el día, el humo ahuyenta los mosquitos. Sabes,
nunca estuve tan cerca
como ahora, de lejos, contra viento y marea. El día nace.



Publicado en la revista Casa de las Américas, n º 67, julio-agosto de 1971, La Habana

viernes, 21 de noviembre de 2008

Raul Scalabrini Ortiz*

"Todo lo que nos rodea es falso e irreal. Es falsa la historia que nos enseñaron. Falsas las creencias económicas que nos imbuyeron. Falsas las perspectivas mundiales que nos presentan y las disyuntivas políticas que nos ofrecen. Irreales las libertades que los textos aseguran. Todo lo material, todo lo venal, transmisible o reproductivo, es extranjero o está sometido a la hegemonía financiera extranjera. " R.S.O.



Scalabrini Ortiz: Norte ideológico de FORJA *

Por Francisco José Pestanha

"¡Creer! He allí toda la magia de la vida".
Raúl Scalabrini Ortiz


Debo reconocer que con Raúl Scalabrini Ortiz me ligan dos momentos históricos significativos. El primero, vinculado a aquellas primeras lecturas que influyeron marcadamente en la conformación ideológica de mi juventud, allá por los comienzos de la década de 1980. El segundo, operado hace unos diez años, oportunidad en que retomé los estudios relacionados con el pensamiento nacional.
La reaparición de Scalabrini Ortiz en mi itinerario intelectual estuvo rodeada de un componente intuitivo que me permitió, mientras los infaustos acontecimientos políticos y sociales de los años 2000 y 2001 obliteraban las esperanzas argentinas, recordar que el autor de Política británica en el Río de la Plata perteneció a una generación que pergeñó en nuestro país una profunda revolución estético-cultural, que precedió y a la vez determinó los aspectos liminares de la tremenda convulsión política acontecida a partir de octubre de 1945.

Convergiendo con tal reencuentro, un texto de Juan W. Wally con el que me topé providencialmente en Internet, Generación de 1940. Grandeza y frustración[2] -texto que afortunadamente verá la luz en los próximos meses- confirmó mis sospechas, y me brindó numerosas claves que demuestran que ese conglomerado de hombres y mujeres dotados de una profunda sagacidad, de un brillo intelectual y estético inigualables, no sólo cobrarán inusual protagonismo en las primeras décadas del siglo pasado en el campo de lo artístico, sino que además incidirán, a partir de su obra, en los acontecimientos sociales y políticos de la segunda mitad del siglo pasado. Dos prolíficas corrientes literarias revolucionarán el ambiente de la época, ciertamente influenciadas, entre otros, por Leopoldo Lugones y Macedonio Fernández. Leopoldo Marechal, Jorge Luis Borges, Raúl Scalabrini Ortiz, Roberto Arlt, Armando Cascella, Leónidas Barletta, Álvaro Yunque son hombres que expresan por sí solos toda una epopeya. Pero a la vez poetas como Enrique Santos Discépolo, Homero Manzi, Alfonsina Storni, entre tantos otros, emergieron como reguero para contar las cosas nuestras a partir del milenario arte de la rima. Nuevos pintores surgieron para pintar paisajes y sujetos comunes, y entonces, el estibador y el gaucho adquirirán definitivamente carácter de sujeto histórico de la mano de Quinquela Martín y Molina Campos. Comenzará además la hora de esplendor del tango con Celedonio Flores, Osvaldo Fresedo, Carlos Di Sarli, Juan D'Arienzo, Alfredo Le Pera, Azucena Maizani, etc. Además, una revalorización del folclore pondrá a nuestra música nativa en el centro de la escena, y el teatro costumbrista dará cuenta de una maravillosa fusión americana a través de las piezas de Samuel Eichelbaum y Armando Discépolo.

La revolución artístico-cultural que protagonizó la generación décima (tal como la denomina Wally) entre las décadas de 1920 y 1940, tendrá un componente hondamente revelador, ya que si bien algunos de los artífices incorporarán a sus respectivas obras ciertas herramientas propias del vanguardismo europeo, la mayoría de los productos estéticos y culturales que emergerán en esa época apelarán a componentes nítidamente endógenos. Hay en esta progenie entonces una clara orientación hacia lo identitario local -y por tanto- un evidente sentido nacional en su obra.

Scalabrini Ortiz es un claro exponente de esta descendencia que se inició en el campo de la literatura con un libro de cuentos y diálogos titulado La Manga (1923). Pero recién llegará al conocimiento público a través del El hombre que esta solo y espera -una Biblia porteña- publicado por la editorial Reconquista en el año 1931. Este texto, enclavado en la corriente cultural a la que venimos refiriendo, advertirá al lector en el prólogo que "no catalogue vacío de sentido a lo que en el interior de este libro llamo espíritu de la tierra", del cual nosotros somos células "infinitamente pequeñas de su cuerpo, del riñón, del estómago, del cerebro, todas indispensables. Solamente la muchedumbre innúmera se le parece un poco. Cada vez más, cuanto más son".

Entre otros factores políticos, sociológicos, culturales y económicos que incidieron en los caracteres principales de la producción de esta generación, podemos destacar tres.

En primer lugar, es preciso referirse al fenómeno inmigratorio. El carácter aluvional de la gran inmigración, en especial, en la ciudad de Buenos Aires, hará tambalear los principios liminares sobre los que se asentaban los paradigmas socioculturales de la época. Es por ello que estos hombres y mujeres buscarán fortalecer desde un nuevo espíritu la cuestión identitaria, por ejemplo, apelando provocativamente al martinfierrismo, a fin de rescatar la herencia facúndica de nuestro país. Algunos de sus mentores, como Scalabrini Ortiz, complementarán este rescate con una apelación al vigor de ciertos aportes de los numerosos grupos que llegaban al país para asentarse definitivamente, y desarrollarán en consecuencia una tesis multígena para dar cuenta del componente social argentino.

En segundo lugar, los integrantes de esta descendencia serán testigos de un fenómeno pocas veces analizado con rigurosidad suficiente: la convergencia de los orilleros. Entre finales de la década de 1920 y principios de la de 1930 convergerán en las márgenes de la metrópoli aquellos primeros orilleros desplazados desde hacía décadas por el impulso del "progreso" de los vencedores de la batalla de Caseros; nuevas camadas de inmigrantes negados de tierras y asentados en las orillas de la urbe, y los migrantes internos, población rural expulsada de las labores agrícolas debido a la crisis del modelo agro-exportador del año 1930. Este fenómeno sociológico sería de notable importancia de cara a los procesos políticos que se avecinaban y daría lugar a nuevas expectativas que serían retratadas por nuestros artistas.

En tercer lugar, el rescate de la herencia federal del siglo XIX efectuada por el revisionismo histórico y la formación de las primeras corrientes nacionalistas provocarán una profunda reacción contra la anglofilia y la francofilia de las elites culturales de Buenos Aires, y por tanto, determinarán que un sector importante de esta generación se oriente hacia la búsqueda de los rasgos principales de la identidad cultural y política local. Debe tenerse en cuenta además que tanto Scalabrini, Jauretche como Manzi son hombres nacidos en las provincias (Scalabrini nace el 14 de abril de 1898 en Corrientes) que alternan en la gran metrópoli. Esta dimensión provinciana se manifestará posteriormente en el ideario integrador forjista que se conocerá luego como nacionalismo popular. Cabe además señalar que este proceso se verá enriquecido por algunos aportes de las miradas de orientación socialista muy características en las primeras décadas del siglo pasado.

Por último, es preciso manifestar que esta profunda revolución estético-cultural no se circunscribió estrictamente al ambiente artístico. La reafirmación americana cruzó toda la vida argentina extendiéndose inclusive al campo de lo científico, a partir de luminarias como Carlos Astrada, Nimio de Anquín, Carlos Cossio, Arturo Sampay, Rafael Bielsa, Ernesto Palacio, Saúl Taborda, Tomás Casares, Leonardo Castellani, Juan Mantovani, Rodolfo Irazusta, Julio Irazusta y Manuel Savio, entre otras.

Antes de concentrarnos específicamente en el fenómeno forjista, cabe hacer una breve referencia al itinerario intelectual de Scalabrini Ortiz, ciertamente compartido por otros exponentes del nacionalismo argentino. El joven Scalabrini, durante su paso por la Facultad de Ciencias Físicas y Naturales de la Universidad de Buenos Aires, participa activamente en una agrupación política estudiantil denominada Insurrexit de orientación socialista revolucionaria. Esta transición por la izquierda que deja una profunda "huella en su espíritu"[3] era bastante natural en aquellos jóvenes, ya que en la década de 1920, la izquierda y el anarquismo aparecían como el primer elemento de reacción contra el sistema opresivo. Además, Scalabrini proviene de una tradición positivista impresa por su padre, Pedro Scalabrini, un prestigioso naturalista. Nótese en este sentido, que igual itinerario comparten Ramón Doll, quien tuvo un origen socialista incorporándose al nacionalismo en 1936, y Ernesto Palacio, quien en su juventud coqueteó con el anarquismo para luego evolucionar hacia el ideario nacionalista. Aunque perteneciente a una generación anterior, el mismísimo Leopoldo Lugones adhirió al socialismo junto a José Ingenieros, Roberto Payró, Ernesto de la Cárcova, e inclusive llegó a escribir en el periódico socialista "La Vanguardia".



El derrotero posterior de Scalabrini hacia el ideario nacionalista y popular probablemente será consecuencia no sólo de sus propias apreciaciones y descubrimientos respecto a la incidencia de Gran Bretaña en nuestra vida institucional y económica. Además de Macedonio Fernández, influirán en su pensamiento autores de la talla de José Luis Torres, Ernesto Palacio y los hermanos Irazusta, con los cuales cultivará una intensa amistad. Un primer y decepcionante viaje al Viejo Continente en 1924, y otro, en 1933, esta vez con motivo de su exilio, confirmarán definitivamente sus preferencias y su compromiso con la patria que lo vio nacer.

La aparición en su vida de don Arturo Jauretche en oportunidad de integrarse este último al periódico Señales, sobre el cual Raúl ejercía una influencia ideológica decisiva, llevará a Scalabrini a acercarse en el año 1935 a una agrupación denominada FORJA, Fuerza de Orientación Radical para la Joven Argentina, nucleamiento de clara orientación yrigoyenista. Allí dará su primera conferencia el 30 de septiembre de 1945.

Scalabrini nunca perteneció a la Unión Cívica Radical. De la copiosa información que surge del repositorio documental que perteneciera a Francisco José Capelli -último secretario general de la agrupación- y que afortunadamente ha sido rescatado para los investigadores[5], surge visiblemente que Scalabrini descreía absolutamente de la capacidad revolucionaria de un radicalismo, ya por entonces, absolutamente cooptado en su dirección por las huestes alvearistas, y por tanto, acoplado armónicamente al orden oligárquico impuesto por el justismo.

Scalabrini se integrará formalmente a FORJA cinco años después de su fundación, cuando reformado el estatuto, se elimina el requisito de afiliación al radicalismo. Sin embargo, el compromiso inicial que asumió con la agrupación le permitirá en poco tiempo ir convirtiéndose, como afirma Norberto Galasso, en "su principal teórico"[6]

FORJA se estructurará entonces bajo dos pilares. Mientras Arturo Jauretche se concentrará en importantísimas labores de construcción y articulación político-institucional, Scalabrini centralizará su actividad en la producción teórica, y por tanto, impulsará entre otras acciones la publicación de los legendarios cuadernos (13 en total). Resulta notoriamente falsa la afirmación que circula por ciertos cenáculos respecto de que FORJA era una agrupación estrictamente radical. Scalabrini, como sostuvimos, se incorpora a ella desde sus comienzos informalmente pero adquiere, como ya se ha dicho, una importancia vital para la organización. Por su parte, la presencia activa de hombres de la talla de Miguel López Francés, quien luego será el corazón del gobierno de Mercante, Nicanor García, el jefe de FORJA Mar del Plata, quizás la filial más importante en el interior del país, y Darío Alessandro, entre otros, probará que FORJA contuvo en su seno y desde sus inicios expresiones no vinculadas al partido centenario.

Resulta además inexacto afirmar que FORJA fue una agrupación esencialmente integrada por intelectuales. Muy por el contrario, la labor articuladora de Jauretche permitió, en primera instancia y a través de la figura del legendario Libertario Ferrari, contribuir con la incipiente nacionalización de las conciencias de las clases trabajadoras argentinas. Numerosas obras así lo acreditan, entre las que se destacan las de Hiroshi Matsushita[7] y Cristián Buchrucker[8]. Libertario Ferrari llega a ser miembro de la conducción de la CGT, y paulatinamente transmitirá los contenidos forjistas al seno del movimiento obrero. Entre tantos resultados, los documentos de FORJA contribuirán a fortalecer la conciencia obrera respecto al imperialismo real, es decir, el británico, ya que, tal como explican antiguos militantes del campo sindical, mientras la diatriba de los componentes de la izquierda tradicional insistía en vincular al imperialismo yanqui con todos nuestros males, los obreros eran plenamente conscientes de que las empresas estratégicas de nuestro país estaban bajo dominio británico. El trabajador, cuya inteligencia intuitiva es vital, encontrará en el discurso forjista los argumentos para denunciar lo que ya se sabía que sucedía. Por su parte, la acción forjista influirá en los cuadros militares de la logia creada por el General Perón (GOU), en especial, a través de la relación de Jauretche con el mayor Estrada. De esta forma, cuadros militares jóvenes accederán, gracias a esta relación, a los trabajos de, entre otros, Scalabrini, Torres y Del Río.

La labor de Scalabrini en FORJA proseguirá hasta el 1 de febrero de 1943, fecha en que abandona la agrupación por ciertas discrepancias con su conducción. Es a partir de esa fecha que dejarán de producirse los cuadernos y que la creación teórica de FORJA disminuirá, reduciéndose fundamentalmente a las labores preparatorias para la convulsión futura. En tal sentido, FORJA es casi la única agrupación que saldrá a manifestarse a favor del pronunciamiento del 4 junio de 1943.

No obstante su alejamiento, Scalabrini dejará una impronta imborrable en la organización, no solamente en lo que respecta a la denuncia de los oscuros lazos que nos unían a un imperio como el británico, sino a otras cuestiones sumamente vitales para el futuro de nuestro país que aún hoy no han sido definidas, y en especial, aquella que refiere a la cuestión de nuestra conformación nacional.

En un breve ensayo que denomina Principios para un orden revolucionario[9], texto cuya ubicación se torna bastante dificultosa, ya que no ha sido reeditado, y que fuera escrito a principios de 1946, Scalabrini define los caracteres de nuestra nación a la que asigna el carácter de multígena. El autor observaba en su época una tendencia hacia la conformación de al menos dos tipologías nacionales: la monógena, basada en ciertos componentes homogéneos en materia étnico-racial y cultural, y cuya referencia principal era el modelo alemán, y la multígena, correspondiente a aquellas comunidades de base diversa como la nuestra. Rescatando entonces la idea vasconceliana de la raza cósmica y del encuentro, pero sin desconocer los componentes altamente traumáticos del proceso de la conquista, Scalabrini, mirando directamente a la realidad, presta especial atención a los caracteres diversos que conviven en nuestra nación real y a la dimensión inclusiva de tal convivencia. Scalabrini encuentra allí una multigeneidad que ya tiene su idioma, su historia, sus instituciones, sus costumbres, su cultura, es decir, una integración que se extiende hacia los primeros habitantes de estas tierras y que resulta sumamente valiosa. Como hombre proveniente de una tradición paterna naturalista, Scalabrini sabe que en la naturaleza la homogeneidad es sinónimo de muerte y la heterogeneidad es sinónimo de vida, y por tanto, nuestra diversidad constitutiva debe ser apreciada y eficazmente conducida.

Scalabrini es esencialmente un patriota, ama a su tierra, y se esmera por desarrollar una teoría de lo nacional sobre la base de la realidad, de lo que es, en definitiva, el ser. Por eso incorpora al pueblo concreto en el concepto de nación, distanciándose así de otros nacionalistas que interpretaban que la nación había sido derogada en la batalla de Caseros. Esta noción de nación es retomada por Juan Domingo Perón, un criollo que supo comprender la multigeneidad de nuestros orígenes y llevarla a la práctica en sus acciones.

Por último, Scalabrini nos deja otra enseñanza. Mientras luchaba denodadamente por la nacionalización de las empresas de servicios y la independencia económica, promovía una verdadera democratización del país a través de la formación de "nuevos cuadros patrióticos, nuevos diputados patrióticos, nuevos gerentes patrióticos". Coincide entonces con Arturo Jauretche y con Ernesto Palacio en que la Argentina necesitaba nuevas elites con conciencia nacional para llevar a cabo una empresa nacional. Más de cincuenta años después, similar mensaje nos legó Fermín Chávez, quien al sostener que "las crisis argentinas son primero ontológicas, después éticas, políticas, epistemológicas y recién por último económicas", nos advirtió que sólo una elite dirigente ligada orgánicamente a su pueblo y dotada de nítido compromiso nacional podrá superar ese trance ontológico que nos impide conducirnos hacia el destino digno y autosuficiente que nos merecemos

lunes, 17 de noviembre de 2008

Federico Garcia Lorca*



El 19 de agosto 1936, murió uno de los más grandes poetas y dramaturgos de le primera mitad del siglo XX, una de las más famosas víctimas de la guerra civil española. 38 años antes, el mismo año que dos otras grandes figuras de la literatura mundial, el Americano Hemingway y el Alemán Brecht, nació en el pueblo de Fuentevaqueros en la provincia de Granada en Andalucía, Federico García Lorca.

La influencia de su región natal se encuentra en toda su obra, desde las "Primeras Canciones" hasta "La casa de Bernarda Alba", combinación de tradición secular y de modernismo del siglo XX. Un ejemplo de su interés es la Fiesta del Cante Jondo (cante tradicional del Sur de Andalusía) que organizará en 1922 con otro Andaluz, su amigo, el compositor Manuel de Falla, nacido en Cádiz. 11 Años después García Lorca participará en los representaciones de la obra maestra de Manuel de Falla, "El amor brujo", obra muy influencida por la tradición andaluz y española.

En 1914 empieza sus estudios (derecho, filosofía y letras) en la Universidad de Granada. Con su profesor Martín Domínguez Berrueta viaja por toda España y descubre los tesoros culturales del país. Cinco años después, comienza su 'carrera' de estudiante en Madrid (será estudiante aquí hasta 1928). Aquí conoce al gran poeta Juan Ramón Jiménez y al cineasta famoso Luis Buñuel. Aquí nacen sus primeras obras literarias, el "Libro de poemas" y su primera obra de teatro "Mariana Pineda". Durante ese período, intima también con el maestro catalán del surrealismo, Salvador Dalí. Se forma el aspecto moderno de la obra de García Lorca. Crea en 1928 en Granada una revista literaria: "Gallo". No habrá más que dos números, pero armarán mucho ruido en el mundo artístico español. El secundo número contiene por ejemplo un "Manifesto anti-artístico catalán" firmado por... Salvador Dalí.



Después de sus estudios en España, viaja por los Estados Unidos. Allá estudia y da conferencias en la "University of Columbia" en Nueva York. Sale también por Cuba que le impresiona mucho. Los obras de ese período están reunidas en el libro de poemas "Poeta en Nueva York". Al volver en España crea el teatro universitario ambulante "La Barraca" con lo que montan obras de los grandes maestros españoles (Calderón, Cervantes, Lope de Vega,...) por toda España. Durante un viaje por America del Sur, obtiene un verdadero triunfo en Buenos Aires en 1933. En ese momento Federico García Lorca es conocido por todo el mundo y los éxitos siguen los éxitos por sus obras de teatro: "Yerma" será representada más que cien veces.

Federico García Lorca no fué nunca de algún movimiento literario, como el dadaismo de Tristan Tzara y Guillaume Apollinaire o el surrealismo de André Breton y Salvador Dalí. Siempre negó el título de surrealista, aunque algunas características del surrealismo se encontraran en su poesía, como los asociaciones estrañas de palabras. En cambio, no usó la escritura automática como la propuso el teórico del surrealismo André Breton. En eso, se puede comparar Federico García Lorca con el autor francés, nacido en Montevideo, Jules Supervielle, que también siempre rehusó el título de surrealista. Pero, lo dijé, hay también un aspecto tradicional en su obra. Sus temas se inspiran a menudo de la tradición andaluz y española. Un tema que por ejemplo se encuentra en todas sus obras dramáticas mayores ("Yerma", "Bodas de sangre",...) y en una gran parte de su poesía (en el "Cancionero gitano", el "Poema del cante jondo",...). Dos poemas del cante jondo ("De profundis" y "Malagueña") serán utilizados por el compositor russo, Dmitri Shostakovich, en su diecicuarta sinfonía, un ciclo de canciones sobre la muerte. Su más hermoso libro de poemas también es inspirado por la muerte. En 1934 muere en su traje de luces Ignacio Sánchez Mejías, torero muy famoso, amigo del poeta y mecenas del mundo artístico de Madrid, matado por una cogida del toro. Algunos meses después, García Lorca compone el "Llanto por Ignacio Sánchez Mejías".



Desde 1933 Federico García Lorca conoce muchos éxitos. Pero en el mismo período nubes plomizas se forman en el cielo de la política internacional. Desde hace 11 años Musolini gobierna en Italia, y en Alemania ha caído la frágil república de Weimar. El nuevo canciller se llama Adolf Hitler. La primera deflagración de violencia ocurrirá en España.

El 13 de julio 1936, José Calvo Sotelo, líder del partido monárquico "Renovación Española" es sacado de su casa y matado en un camposanto de Madrid. Comienza la insurrección de una gran parte del ejército. Federico Garcia Lorca es de ningún partido político, pero un artista moderno es, por definición (se piensa al concepto del 'arte degenerado'), un enemigo para un régimen autoritario, para ellos que interrumpirán el discurso del rector de la Universidad de Salamanca, Miguel de Unamuno, por gritos "¡Muera la inteligencia! ¡Viva la muerte!". García Lorca huye de Madrid por Granada más tranquila. Después de una denunciación anónima es arrestado por milicias nacionalistas. El 19 de agosto es matado y su cuerpo echado en algún barranco de la Sierra Nevada.

El mismo año también muere el filósofo Miguel de Unamuno, preso en su propia casa, renegado por republicanos y franquistas, solo en el ambiente bárbaro. La guerra civil continuará tres años, causará un milion de víctimas, el exilio de centanas de millares de españoles, de casi toda la 'inteligencia' del país. El compositor y amigo de García Lorca, Manuel de Falla, lleva en 1939 por America del Sur. Morirá 7 años después en Buenos Aires sin ver su país natal de nuevo.



PEQUEÑO POEMA INFINITO

Para Luis Cardoza y Aragón
Equivocar el camino
es llegar a la nieve
y llegar a la nieve
es pacer durante veinte siglos las hierbas de los cementerios.

Equivocar el camino
es llegar a la mujer,
la mujer que no teme la luz,
la mujer que mata dos gallos en un segundo,
y luz que no teme a los gallos
y los gallos que no saben cantar sobre la nieve.

Pero si la nieve se equivoca de corazón
puede llegar el viento Austro
y como el aire no hace caso de los gemidos
tendremos que pacer otra vez las hierbas de los cementerios.

Yo vi dos dolorosas espigas de cera
que enterraban un paisaje de volcanes
y vi dos niños locos que empujaban llorando las pupilas de un asesino.

Pero el dos no ha sido nunca un número
porque es una angustia y su sombra,
porque es la guitarra donde el amor se desespera,
porque es la demostración de otro infinito que no es suyo
y es las murallas del muerto
y el castigo de la nueva resurrección sin finales.
Los muertos odian el número dos,
pero el número dos adormece a las mujeres
y como la mujer teme la luz
la luz tiembla delante de los gallos
y los gallos sólo saben volar sobre la nieve
tendremos que pacer sin descanso las hierbas de los cementerios

10 de enero de 1930. Nueva York

miércoles, 5 de noviembre de 2008

Eduardo Galeano*



Eduardo Germán Hughes Galeano, nace en Montevideo el 3 de septiembre de 1940. En él conviven el periodismo, el ensayo y la narrativa, siendo ante todo un cronista de su tiempo, certero y valiente, que ha retratado con agudeza la sociedad contemporánea, penetrando en sus lacras y en sus fantasmas cotidianos. Lo periodístico vertebra su obra de manera prioritaria. De tal modo que no es posible escindir su labor literaria de su faceta como periodista comprometido.

A los 14 años entró en el mundo del periodismo, publicando dibujos que firmaba "Gius", por la dificultosa pronunciación castellana de su primer apellido. Algún tiempo después empezó a publicar artículos. Se firmó Galeano y así se le conoce. Ha hecho de todo: fue mensajero y dibujante, peón en una fábrica de insecticidas, cobrador, taquígrafo, cajero de banco, diagramador, editor y peregrino por los caminos de América.

En sus inicios fue redactor jefe de la prestigiosa revista Marcha (1960-64), publicación que durante décadas dio cobijo a las voces más interesantes de las letras uruguayas y que terminó siendo silenciada en 1974 por la dictadura. En el año 1964 Galeano es director del diario Época. En 1973 Galeano tuvo que exiliarse a Argentina en donde funda y dirige una revista literaria titulada Crisis, en la que también destaca la labor del poeta Juan Gelman. En 1975 se instala en España, encontrando un país que estaba a punto de dar un salto histórico cualitativo, con el octogenario dictador como sombra de sí mismo. Reside en Calella, al norte de Barcelona. Publica en revistas españolas y colabora con una radio alemana y un canal de televisión mexicano.

Sus primeros escritos son reportajes de corte político en los que la realidad aparece continuamente golpeada por las circunstancias. Tanto el reportaje titulado "China" (1964) como "Crónica de un desafío", del mismo año, o "Guatemala, un país ocupado" (1967) reflejan una escritura de urgencia, de denuncia, que retrata la cotidianeidad de unos tiempos difíciles con una escritura situada siempre en primera línea de los hechos que vertebran el presente. Con "Las venas abiertas de América latina" (1971), explicativo título, logró su obra más popular y citada, condenando la opresión de un continente a través de páginas brutalmente esclarecedoras que se sumergen en la amargura creciente y endémica de América Latina. Esta obra ha sido traducida a dieciocho idiomas y mereció encendidos elogios desde diversos sectores. El escritor alemán Heinrich Böll, Premio Nobel de Literatura en 1972 y autor de "Opiniones de un payaso", obra clave de la literatura contemporánea, llegó a decir a propósito de la obra de Galeano que pocas obras en los últimos tiempos le habían conmovido tanto.

Junto al Galeano periodista empieza a aparecer el Galeano narrador que prolonga en sus obras su visión de América Latina. De la novela corta "Los días siguientes" (1963) a los relatos contenidos en "Vagamundo" (1973) pasan diez años pero se mantiene una misma percepción de las cosas, continuada en "La canción de nosotros" que merecío el premio Casa de las Américas de 1975. En Galeano el contexto político y social no puede eludirse y es el marco central en el que transitan sus historias. "Días y noches de amor y de guerra" (1978) se enmarca en los difíciles días de la dictadura en Argentina y Uruguay.

Con la "Memoria del fuego" hay una recuperación del pasado indigenista. Esta obra narra la odisea de las dos Américas, centrándose en los hechos más cotidianos, componiendo una trilogía febril e incisiva, apoyada en la rigurosidad de las fuentes y en la que se entrecruzan crónicas históricas con pinceladas del presente, siempre en busca de un futuro más justo. De aquella trilogía histórica formaban parte "Los nacimientos" (1982), "Las caras y las máscaras" (1984) y "El siglo del viento" (1986). En los tres libros hay un mismo objetivo y como dice el periodista italiano Gianni Miná, una voz incisiva y militante que trata de impedir que se olvide la tragedia que asola a quienes viven en el más completo subdesarrollo.



"La memoria del fuego" está estructurada en torno a pequeñas vivencias cotidianas que es en donde encuentra Galeano la verdadera grandeza del ser humano. La intrahistoria es el universo en el que caminan las obras del escritor uruguayo, al margen de grandes gestas y de sucesos grandilocuentes, que se apartan del hombre de a pie y del verdadero devenir de los acontecimientos históricos. Son, en palabras de Galeano, historias pequeñas, pero no minimalistas.

Joan Manuel Serrat toma prestado un fragmento de una de estas historias de la "Memoria del fuego" para ilustrar a modo de presentación en sus recitales el tema "Che Pykasumi", que el cantautor interpreta en lengua guaraní.

Un año antes de la publicación de "El siglo del viento" y una vez terminada la dictadura uruguaya regresa a Montevideo. Tres años después firma "El libro de los abrazos", de contenido más sutil y poético. El propio Galeano definiría de este modo la raíz de esta obra: "Creo que un autor al escribir abraza a los demás. Y éste es un libro sobre los vínculos con los demás, los nexos que la memoria ha conservado, vínculos de amor, solidaridad. Historias verdaderas vividas por mí y por mis amigos, y como mi memoria está llena de tantas personas, es al mismo tiempo un libro de "muchos"... Es un equívoco que ha fragmentado los lazos de solidaridad, que ha condenado a este mundo de finales de siglo a tener hambre de abrazos, a padecer de soledad, el peor tipo de soledad: la soledad en compañía. Es el mismo proceso que se manifiesta con la pobreza".

Precisamente en "El libro de los abrazos", uno de los libros más exitosos y logrados de Galeano, está contenido un pequeño relato titulado "La noche". Este relato dividido en cuatro partes sirvió de inspiración a Serrat para su canción "Secreta mujer" que formó parte del álbum "Sombras de la China" (1998):

El mismo año de "El libro de los abrazos" aparece "Nosotros decimos no". En 1992 publica "Ser como ellos y otros artículos" y un año después "Las palabras andantes", recopilación de cuentos y reflexiones ilustrados por el artista brasileño José Francisco Borges. El propósito de Galeano en los 90 sigue siendo el mismo que le había impulsado en las otras décadas. Palpar la realidad y luego derramarla en un libro. Como respiro, muestra su pasión por el fútbol y lo reivindica desde la literatura, al modo que también hará Javier Marías, en un libro titulado "El fútbol a sol y sombra".

En 1998 Galeano ofrece en "Patas arriba. La escuela del mundo al revés", otro de esos libros de denuncia que no edulcoran el presente ni rehuyen de sus sombras. Es por tanto Galeano un ejemplo de coherencia en una obra que sirve siempre de guía a la hora de definir un continente como el de América Latina que debe seguir cerrando heridas. La voz de Galeano suena clara en el marasmo de intereses e injusticias cotidianas. Más allá de una obra literariamente sólida, está la figura del cronista que persigue injusticias, que conjura temores, que rescata del abismo personajes e historias postergadas.

La obra de Eduardo Galeano nos convoca a mirar qué pasado hemos levantado y qué futuro estamos dejando para nuestros descendientes. Establece un frente común contra la pobreza, la miseria moral y material, la hipocresía de un mundo que sigue abriendo cada vez más distancias entre los que tienen y los que no tienen. Lo demagógico puede ser un riesgo inevitable en este tipo de propuestas, pero Galeano la salva con un estilo conciso, brillante y, sobre todas las cosas, necesario. En Eduardo Galeano hay un compromiso constante con el ser humano y sobre todo una fidelidad a unas ideas que condenan el neoliberalismo y que siguen apostando por un socialismo real, no de andar por casa, y que de alguna forma recupere el pulso perdido, lejos del presente en el que el hombre es visto como una mercancía y en el que parece que no hay lugar para las utopías.

Eduardo Galeano reside desde 1985, -tras finalizar la dictadura uruguaya-, en su Montevideo natal donde sigue haciendo su literatura y su periodismo de marcado tinte político.



"...Quien no está preso de la necesidad, está preso del miedo: unos no duermen por la ansiedad de tener las cosas que no tienen, y otros no duermen por el pánico de perder las cosas que tienen.
La industria norteamericana de armamentos practica la lucha contra el terrorismo vendiendo armas a gobiernos terroristas, cuya única relación con los derechos humanos consiste en que hacen todo lo posible por aniquilarlos.
La violencia engendra violencia, como se sabe; pero también engendra ganancias para la industria de la violencia, que la vende como espectáculo y la convierte en objeto de consumo.
Son cosas chiquitas. No acaban con la pobreza, no nos sacan del subdesarrollo, no socializan los medios de producción y de cambio, no expropian las cuevas de Alí Babá. Pero quizá desencadenen la alegría de hacer, y la traduzcan en actos. Y al fin y al cabo, actuar sobre la realidad y cambiarla, aunque sea un poquito, es la única manera de probar que la realidad es transformable.
Yo escribo para quienes no pueden leerme. Los de abajo, los que esperan desde hace siglos en la cola de la historia, no saben leer o no tienen con qué.
La caridad es humillante porque se ejerce verticalmente y desde arriba; la solidaridad es horizontal e implica respetuo mutuo..."



ventana sobre el miedo
El hambre desayuna miedo.
El miedo al silencio aturde las calles.
El miedo amenaza:
Si usted ama, tendrá sida.
Si fuma, tendrá cáncer.
Si respira, tendrá contaminación.
Si bebe, tendrá accidentes.
Si come, tendrá colesterol.
Si habla, tendrá desempleo.
Si camina, tendrá violencia.
Si piensa, tendrá angustia.
Si duda, tendrá locura.
Si siente, tendrá soledad..