PONIENDO EL CORAJE DE EVA Y HONRANDO LA LUCHA DE ERNESTO

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martes, 26 de junio de 2007

A tres años, Dario y Maxi no están solos


Darío Santillan y Maximiliano Kosteki fueron parte de los 4.000 desocupados que el 26 de junio se movilizaron al Puente Pueyrredón. Junto a sus compañeras y compañeros del barrio, aquella mañana compartieron desde temprano las tareas organizativas para la jornada. Cada día trabajaban en emprendimientos comunitarios, se organizaban, soñaban. Con su lucha buscaban cambiar la sociedad, construir un futuro con justicia, trabajo y dignidad para todos. Desatada la represión, resistieron con firmeza hasta que fueron asesinados.
Maximiliano Kosteki y otros pocos compañeros de su barrio estuvieron socorriendo heridos y tirando piedras, organizando la resistencia al inicio de la represión. Engrosaron, junto al resto, las primeras líneas de la columna, aunque Maxi no estuvo cara a cara con los policías cuando todo empezó. Una vez que sonaron los primeros disparos, ajustó su bufanda negra y su gorra con visera para que no molestaran su visión, e imitó al resto de los piqueteros que hacían el aguante. Era la primera vez que participaba de una situación así, de represión y resistencia, y no lo hizo mal: se mantuvo siempre cerca de los compañeros que conocía, recogió y tiró piedras contra el cordón policial, respondió con atención cuando alguna voz más experta alertaba, ante el avance policial: “vamos, vamos, vamos” y todos iniciaban la corrida por la avenida unos pocos metros hacia atrás, para retomar una posición más firme con nuevas barricadas y seguir resistiendo. Cuando lo hirieron de muerte, su compañero Héctor Fernández estaba a su lado y lo cargó para llevarlo a la estación buscando refugio.
Más de 400 efectivos de cuatro fuerzas de represión interior participaron del operativo del 26 de junio en Avellaneda. Lo hicieron uniformados o de civil, dejando constancia oficial o sin que quedara registro. Convocaron incluso a personal retirado que actuó como paramilitar. Al menos dos grupos de agentes se conformaron en forma ilegal como “grupos de tareas” con el objetivo de dar muerte a los manifestantes, asumiendo la autoría material de una operación política que estaba muy por encima de sus responsabilidades concretas en el accionar criminal.
Primero montaron una provocación. Después la represión se extendió por un radio de más de 20 cuadras del Puente Pueyrredón y dejó al menos 33 compañeros heridos con postas de plomo. El número de muertos pudo haber ascendido a quince, si tenemos en cuenta los manifestantes que recibieron impactos en zonas vitales como el pecho o la cabeza. Además de los piqueteros, fueron heridos una asambleísta de Capital, una médica, un empleado ferroviario y un funcionario de la Municipalidad de Avellaneda. Hacia el sur, la cacería llegó hasta la estación de Gerli, en la frontera entre Avellaneda y Lanús, a una distancia de dos kilómetros del Puente. Hacia el este, abarcó once cuadras por la avenida Mitre y su calles paralelas. Una hora después de despejado el Puente y a más de 15 cuadras del lugar, todavía los policías seguían disparándo con munición de guerra.

Por Pavón
Mario Pérez fue el primer cumpa que recibió un impacto de munición de plomo, al inicio de la represión. Estaba en la vereda del bingo de Avellaneda cuando escuchó los primeros disparos y vio caer un cartucho de gas lacrimógeno a medio metro, sobre el asfalto. Tuvo el impulso de darse vuelta y correr, pero sintió un golpe seco en la pierna derecha y otro en la izquierda. Cayó sobre la vereda e inmediatamente alguien lo levantó y lo ayudó a que corriera con él. Era Darío, quien lo acompañó en la retirada hasta que encontraron a Enrique, el hijo de Mario. Darío volvió a agruparse con sus compañeros y Mario, de 44 años, y su hijo mayor pudieron llegar a la estación de servicio Shell, desde donde una ambulancia los trasladó al hospital.
La estación de trenes de Avellaneda fue el lugar elegido por el grupo de tareas que comandó el comisario Fanchiotti para coronar el objetivo criminal: de allí debían sacar muertos que pudieran atribuirles a los piqueteros. Entraron primero y produjeron los disparos que después dijeron haber escuchado desde afuera. Mataron pretendiendo no saber qué había pasado con los cadáveres. Borraron cada detalle del accionar criminal. La torpeza de fusilar a Darío por la espalda en un lugar lleno de fotógrafos dio pie al inicio del fracaso de toda la operación.
Desde que Duhalde llegó a la Casa Rosada y hasta la masacre de Avellaneda, la preocupación por lograr el accionar conjunto de las fuerzas de represión interior estuvo en primer plano. Atemorizado por el desenlace del gobierno anterior, buscó evitar durante los primeros meses una represión salvaje que le deparara el mismo destino que a su antecesor. A partir de mayo, molesto con la imagen de “gobierno débil” que el FMI esgrimía para esquivar la firma de un nuevo acuerdo largamente esperado y acosado internamente por las presiones para adelantar las elecciones, el gobierno decidió asumir la represión aleccionadora que el poder económico y su propia estructura política le demandaban. La masacre de Avellaneda, como reconoció el secretario de Seguridad Juan José Álvarez, fue una “decisión política”.
Maxi y Dario fueron asesinados el 26 de junio de 2002, durante un piquete en el puente Pueyrredon, en Avellaneda. Sus asesinos tienen nombre y apellido, la mayoria de ellos siguieron siendo funcionarios del gobierno.
Se llaman: Eduardo Duhalde, Oscar Rodriguez, Carlos Soria, Juan Jose Alvarez, Felipe Solà (actual gobernador de la provincia de Buenos Aires), Alfredo Atanasof, Alfredo Fanchiotti y Alejandro Acosta entre otros...
Hoy, a tres años de la "masacre de Avellaneda", Maximiliano Kosteki y Dario Santillan no estan solos.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

no se... esto es algo que me llena de blonca, de miedo y de verguenza...

nose como puede ser que se siga matando gente que esta haciendo valer sus derechos, y es peor aun la impunidad y la saña con que la policia mata pibes!

tenemos que terminar con esto YA, porque el proximo puedo ser yo, o vos, o cualquiera de los que estan leyendo esto...

un abrazo

Anónimo dijo...

adhiero al comentario anterior, porque esta "gente" no pata solo a los piqueteros que supuestamente estan haciendo algo malo (lo cual no es cierto) sino que te matan por portacion de cara, o te meten en cana porque estan aburridos... es increible! verdaderamente me duele mucho esto...

basta de asesinos sueltos en la calle! basta de darle armas para que nos maten!
basta de la maldita policia!
basta de politicos hijos de puta que encarguen estos asesinatos brutales, o los encubran!
BASTA! de verdad... BASTA!

Anónimo dijo...

Anónimo dijo...
adhiero al comentario anterior, porque esta "gente" no pata solo a los piqueteros que supuestamente estan haciendo algo malo (lo cual no es cierto) sino que te matan por portacion de cara, o te meten en cana porque estan aburridos... es increible! verdaderamente me duele mucho esto...

basta de asesinos sueltos en la calle! basta de darle armas para que nos maten!
basta de la maldita policia!
basta de politicos hijos de puta que encarguen estos asesinatos brutales, o los encubran!
BASTA! de verdad... BASTA!